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El Covid-19 y el sector hidrocarburos en Bolivia durante el 2020

Por Mauricio Medinaceli, Economista exministro de Hidrocarburos y excoordinador de Hidrocarburosen OLADE.

Se espera que la exportación total de gas natural cierre el año 2020 en el orden de $us 1,950 millones; lo que significa un crecimiento (negativo) de -28% respecto del año pasado.

En estimaciones preliminares que hice en abril de este año llegué a $us 1,600 millones hasta fin de año, lo que significa que el desempeño del segundo semestre fue mejor de lo esperado, sobre todo, porque los precios internacionales del petróleo se recuperaron más de lo pronosticado. En Abril del año 2020, la Energy Information Administration de los Estados Unidos estimó -para diciembre de este año- un precio del WTI cercano a los $us/Barril 31; actualmente se tiene un promedio cercano a los $us/Barril 46.

Sin embargo, lo que quiero destacar en este artículo no es nuestra (como seres humanos) incapacidad para pronosticar los precios internacionales del petróleo, ello es bien sabido. Lo que quiero destacar es que si bien el COVID-19 “golpeó” al sector hidrocarburos en Bolivia, a través de precios de exportación más bajos y menores volúmenes enviados (Brasil entró en cuarentena en marzo de este año), la tendencia negativa ya es experimentada en el país desde el año 2015, tal como se observa en figura.

De acuerdo con estas cifras (cuya fuente es el INE) el año 2015 se tuvo una caída severa y el 2016 las exportaciones de gas natural fueron 1/3 de lo observado el año 2014. Hasta el año 2018 se tuvo una pequeña recuperación, pero el 2020 regresamos al umbral de los $us 2,000 millones. En simple, el país tiene 1/3 de lo que tuvo en la época dorada 2011-2014.

¿Cómo llegamos a esta situación? Básicamente son dos factores: 1) una caída severa en los precios internacionales del petróleo, de un promedio cercano a los USD 100 por barril, a casi la mitad y; 2) nuestra incapacidad (como Bolivia) para descubrir nuevas reservas y asegurar los mercados de gas natural. Tanto con Argentina, como con Brasil tuvieron que firmarse adendas a los contratos para disminuir los volúmenes de exportación, dadas las restricciones en la producción de gas natural.

De esta manera, si bien el COVID-19 “pegó” duro al sector el año 2020, la tendencia a la baja ya la vivíamos desde hace cinco años. ¿Podremos revertirla? Eso está difícil en el corto plazo, dado que el sector necesita cambios estructurales (sobre todo institucionales) de elevado costo, pero no costo monetario, si no, costo político-partidario. Levantar subsidios, bajar impuestos a las petroleras, fomentar la inversión privada, hacer más eficiente a YPFB son medidas que necesarias, pero de difícil “venta” al votante promedio.

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