La subvención a los carburantes en Bolivia sigue siendo un tema de debate. En 2024 le significó al Gobierno poco más de 2.000 millones de dólares, y para el 2025, según el Presupuesto General del Estado (PGE), se asignó 2.900 millones de dólares. Desde el Movimiento al Socialismo (MAS) admiten que ese subsidio es difícil de sostener, por lo que buscan optimizar su uso seleccionando a los beneficiarios. A eso apunta el diputado, José Huanca, secretario del Comité de Energía e Hidrocarburos de la Comisión de Economía Plural de la Cámara de Diputados, quien confirmó que están trabajando en un proyecto de ley. Para el analista Fernando Romero, la subvención no sería un problema si el 40% no fuera desviado a las actividades ilícitas, como el contrabando, los autos chutos y el narcotráfico.
“Existen vehículos con altas cilindradas y deberán asumir el costo total de los combustibles, mientras los sectores estratégicos, como la agricultura, tendrán prioridad para beneficiarse (de la subvención)”, explicó.
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Reveló que se coordina con la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) poner en marcha un sistema tecnológico que permita identificar a los beneficiarios y garantizar el suministro continuo para los productores.
De acuerdo con Huanca, el esquema actual de la subvención a los hidrocarburos es insostenible, porque el costo va subiendo de forma sostenida. Sin embargo, consideró central elaborar un proyecto de ley consensuado con los sectores afectados.
Actualmente los que adquieren más carburantes a YPFB son los surtidores y a través de estos adquiere el parque automotor, las pequeñas y medianas empresas, y las agroindustrias.
¿Quién si y quién no?
Para el presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, de manera inmediata es factible cortar la subvención a todo vehículo que no cuente con el B-Sisa, por ejemplo, lo que afectará a los autos chutos o indocumentados. También ejercer un control más riguroso al contrabando.
“Gran parte del contrabando de carburantes se va al Perú. Es increíble ver cómo pasa de Bolivia al Perú la gasolina y diésel, porque su moneda vale tres veces más que el boliviano, entonces, es un negocio redondo. Ahí es donde se debe atacar”, indica Romero, sin dejar de mencionar los combustibles que son desviados para el narcotráfico.
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Economista considera difícil establecer quiénes deben o no ser beneficiarios de la subvención. Pero, si se toma en cuenta el efecto multiplicador, se debe mantener al transporte público, “porque si se le quita la subvención subirán más los pasajes y eso tiene un efecto cadena en varios sectores y por ende en la economía de las familias”.
Y se podría restringir la subvención a los grandes agroindustriales, pero la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) admitió que no tiene las posibilidades para importar por cuenta propia el diésel y la gasolina.
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“El Gobierno ha liberado la importación de carburantes, pero sólo dos empresas han hecho trámite. Eso quiere decir que las demás o están en una mala condición financiera por la falta de dólares o simplemente se han malacostumbrado a depender de un carburante barato”, dijo Romero, a tiempo de recordar que el precio referencial de la gasolina importada es de 1,25 dólares el litro y del diésel es 1,24. Muy por encima de los 3,74 y 3,72 bolivianos que vende YPFB desde hace más de una década.
De todas maneras, el economista recalca que es posible tener en Bolivia una subvención controlada, puso como ejemplo Alemania, donde el subsidio de los carburantes es específico y por determinados tiempos.
“Hay que reestructurar la subvención, pero quitarla, por el momento es difícil y por las elecciones nacionales del próximo año tampoco lo harán”, recalcó.
El dato
El MAS admite que la subvención es difícil de sostener, por lo que buscan optimizar su uso seleccionando a los beneficiarios
Remplazar el gas por otro tipo de energías
Para Miguel Fernández, PhD en Energía Solar Fotovoltaica, la clave, a largo plazo, es diversificar la matriz energética en Bolivia.
Recalcó que la dependencia histórica de los combustibles fósiles ha sustentado la economía nacional por décadas, pero esta fórmula es insostenible en el largo plazo. Si bien el litio aparece como una nueva oportunidad, reemplazar el gas y la minería exclusivamente con este recurso resulta inviable. Por ello, la diversificación de la matriz productiva y energética debe ser el eje central de la transformación.