Los incendios forestales que han arrasado con vastas áreas del país en los últimos dos meses están generando graves consecuencias para los apicultores. Hasta el 30 de septiembre de 2024, se estima que el fuego ha consumido 10.125.400 hectáreas, provocando no solo la devastación de la flora y fauna, sino también un impacto directo en las colmenas y abejas, esenciales para la producción apícola.
Juan Martínez, productor apícola del municipio de Padcaya, expresó su preocupación ante la magnitud del daño causado por los incendios. «Este humo trae bastante perjuicio para las abejas. Mueren las abejas, no solo abejas sino todo animal de la tierra», comentó.
Manifestó que el humo denso y persistente que ha cubierto el cielo en más de una ocasión en diversas regiones del país no solo afecta la visibilidad y la salud humana, sino que tiene efectos letales sobre los insectos polinizadores que garantizan el equilibrio de los ecosistemas.
Martínez instó al Gobierno a tomar urgentes medidas para detener la permisibilidad de las normas que permiten quemas controladas, las cuales en muchas ocasiones se salen de control y derivan en incendios forestales masivos.
El impacto de los incendios no solo afecta a la apicultura, sino que también tiene consecuencias a largo plazo en la agricultura y el acceso al agua. La sequía que acompaña a estos incendios está agravando la escasez de agua en regiones como el Chaco, donde el ganado está muriendo debido a la falta de alimento y agua. Según el dirigente apícola, si esta situación continúa, las consecuencias serán devastadoras, no solo para los apicultores, sino para la economía rural en general.
