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Los tres desafíos de la industria eléctrica en América Latina, según Olade

América Latina es una región rica en recursos energéticos; sin embargo, la brecha aún es grande. Un ejemplo de esto es la inflación energética mensual que en mayo fue de 0,52%, con una tasa anual de 3,07%, según las últimas cifras de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), por debajo de la inflación de la economía regional.

Con este contexto, Andrés Rebolledo, director ejecutivo del organismo explicó a DFSUD que en los periodos de crisis, sobre todo con la guerra entre Rusia y Ucrania, “los precios de la energía en los países de la OCDE subieron del orden del 45% y en América Latina no pasamos el 22%».

A su juicio, «esto tiene que ver con la disponibilidad de esas energías renovables que nos permiten tener cierto grado de autonomía”.

Todo esto ha planteado desafíos y continúa planteando barreras por superar. El experto mencionó tres: diversificación, financiamiento y cambio tecnológico son los principales desafíos de la región.

Al respecto señaló que la diversificación es un asunto “central” para la industria, ya que “hay una trayectoria en curso, pero yo creo que hay que persistir en eso”, pero para lograrlo “es crucial planificar”.

Para lograr esto se requiere financiamiento y políticas públicas.

“Si queremos ser carbono neutrales en América Latina y el Caribe a 2050, necesitamos unos US$ 500 mil millones en inversión en energías renovables a 2030”, señaló.

El otro desafío es el cambio tecnológico por el impacto que tiene en la gente, pero siempre basándose en el respeto a los marcos regulatorios, ambientales y comunitarios.

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Estado de la industria

Actualmente, América Latina está en una robusta posición para encabezar el desarrollo de la transición energética y el despliegue de energía en cada rincón de los países que la conforman. “América Latina y el Caribe tiene una característica y un atributo que la distinguen respecto de otras regiones del mundo, porque es la región más verde del mundo”, comentó Rebolledo.

En ese sentido, destacó que la región tiene la tasa más alta de penetración de energías renovables, por lo tanto en su oferta total de energía, particularmente en el mercado eléctrico, el 65% de la fuente eléctrica que se produce lo hace en base a fuentes renovables, mientras que el promedio mundial es de 40%.

El momento en que está la industria en la región se verá aún más impulsada porque “todo lo que se invierte, todo lo que se está construyendo, es básicamente fuente renovable. Por lo tanto, este 65% solo va a seguir creciendo”, al punto que Olade proyectó que, a 2030, el 73% de la producción de energía provendrá de energía renovable.

Sin embargo, advirtió que el “el 40% del 65% de energía renovable es hidroelectricidad y esto es un recurso hoy escaso y que ha tenido a muchos países con problemas de suministro eléctrico, en algunos casos incluso con racionamiento”, recordando así lo que pasó en países como Colombia, donde se llegó al punto de racionamiento de agua en la capital.

Finalmente, apuntó que “el atributo de la renovabilidad es interesante, se ha diversificado, ha entrado más energía solar y eólica, pero todavía la hidroelectricidad sigue siendo una base importante. Por lo que solo implica que hay que seguir diversificando”, enfatizó.

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Importancia de la energía renovable y la conexión regional

Para Rebolledo, más allá del robustecimiento de las redes de conexión, por su contribución a la sustentabilidad, “pero también a la competitividad -porque son más baratas-, a la seguridad energética, a la soberanía y la autonomía”.

Asimismo, “la mayor renovabilidad es sustentabilidad, es competitiva y también es autonomía energética”.

Uno de los puntos que tocó el también exministro de Energía de Chile es la planificación del despliegue de la red eléctrica, ya que esto no debe ser sólo nacional, sino que incorpore la posibilidad de la cooperación con otros países de la región.

“Un avance en ese sentido es conocer la realidad de cada país, nosotros en Chile tenemos sol, viento, pero en otros países tienen geotermia, como en Centroamérica y México. Otros son ricos en gas natural, que es un tipo de energía que nos va a acompañar en este proceso de transformación”, apuntó.

A esto sumó el naciente protagonismo de los biocombustibles, ya que el 8% de la matriz en América Latina son biocombustibles. “Ahí está Brasil, Argentina, Colombia. Es decir, tenemos una gran diversidad y eso obviamente es un potencial para esta diversificación”.

A raíz de esto, argumentó que es importante tener en cuenta la integración energética, tanto en infraestructura y regulatorio, por lo cual, “es muy importante avanzar en coherencia regulatoria, en armonización regulatoria, de forma tal de que los mercados sean más regionales y no solamente nacionales”.

Sumado a esto, recordó que en América del Sur “tenemos una gran integración”, especialmente en materia gasífera, con varios gasoductos y el potencial de Vaca Muerta en Argentina.

Es por esto que llamó a continuar con políticas que impulsen la integración, porque ya existen desarrollos en materia eléctrica compartida, tal como el caso de Itaipú (Brasil, Paraguay) y Salto Grande (Argentina y Uruguay).

Sourcedfsud

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