El cambio hacia los vehículos eléctricos (VE) está transformando el panorama energético mundial e impactando en la demanda de petróleo. Aunque las ventas de VE están aumentando rápidamente, la industria del petróleo continúa pronosticando un aumento en la demanda de petróleo. Sin embargo, proyecciones recientes de la Agencia Internacional de Energía (AIE) indican que el mundo se encuentra cerca de alcanzar un pico en la demanda de petróleo, gas y carbón para el año 2030. Los cambios en las políticas energéticas, el ascenso de tecnologías limpias como los VE y el alejamiento de los combustibles fósiles en Europa son citados como las razones principales de este cambio.
Las ventas de VE han sido particularmente fuertes en China, con modelos líderes producidos por compañías como BYD. Los analistas predicen que los VE dominarán las ventas globales de automóviles para el año 2030 si los países continúan invirtiendo en mejorar su infraestructura eléctrica y de carga. A medida que los camiones eléctricos se vuelven más comunes, se espera que la demanda de petróleo disminuya aún más.
A pesar de que se proyecta un pico en la demanda mundial de petróleo en un futuro cercano, las principales compañías petroleras y las previsiones de la Administración de Información Energética de Estados Unidos aún anticipan un crecimiento en la demanda de petróleo. Sin embargo, estas proyecciones podrían estar subestimando el crecimiento de los VE. La contradicción entre las proyecciones y la realidad genera preocupación por la posibilidad de activos varados costosos y socava los objetivos del Acuerdo de París.
La respuesta de la industria de los combustibles fósiles hacia el cambio hacia las energías renovables y los VE recuerda al «paradoja verde», donde las empresas extraen recursos lo más rápido posible para maximizar sus ganancias ante el declive del valor de mercado. Algunas compañías han realizado compromisos con la energía renovable, pero sus inversiones en exploración de combustibles fósiles a menudo superan estos esfuerzos.
En última instancia, el crecimiento de los VE y la transición lejos de los combustibles fósiles tendrán un impacto significativo en la demanda global de petróleo. El éxito de esta transición dependerá de la inversión continua en infraestructura de energía renovable y del compromiso de los gobiernos e industrias con los objetivos de descarbonización.