“Al no haber quorum, suspendimos la sesión, no había tiempo de esperar formalidades”. Así recuerda Jeanine Áñez la forma cómo se proclamó presidenta en 2019, en sendos actos sin quorum ni juramento, menos el MAS, en la Asamblea Legislativa.
La develación está contenida en el libro de la expresidenta, Jeanine, de puño y letra (editorial El País, mayo 2023), en el que cuenta detalles de su llegada al poder el 12 de noviembre de 2019, dos días después de la renuncia del presidente Evo Morales y del vicepresidente Álvaro García, además de los titulares de las cámaras de Senadores, Adriana Salvatierra, y de Diputados, Víctor Borda.
A las 18.41 de ese martes, la entonces segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores había abierto la sesión 198. “Pido al senador secretario verificar el quorum”, anunció desde la testera.
“Presidenta, revisado en este momento el quorum de la Cámara de Senadores, no está en condiciones por no existir quorum suficiente para instalar la presente sesión”, respondió su colega Víctor Hugo Zamora, quien observó el foro reducido, con sola la presencia de legisladores de oposición y la ausencia de la bancada de los dos tercios del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Acto seguido, Áñez suspendió la sesión. Luego pidió a sus colegas “hacer una aclaración a la opinión pública”. Para justificar su actuación de “carácter legal”, recurrió al inciso a) del artículo 41 del Reglamento General de la Cámara de Senadores. “Corresponde a mi persona, en calidad de segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores, asumir la presidencia de este ente”, justificó.
Formalidades
En menos de dos minutos tomó las funciones de titular del órgano camaral y enseguida descendió al hemiciclo de la Cámara de Diputados, adonde llegó a las 18.45. A las 18.47 instaló un segundo acto y justificó, con la lectura de su discurso, la sucesión “ipso facto”. Arguyó “vacío de poder”, debido al asilo, entonces, de los renunciantes presidente Evo Morales y del vicepresidente Álvaro García Linera en México.
A las 18.51 se proclamó presidenta y se comprometió a “pacificar el país”. “¡Viva Bolivia”, arengó en medio de vítores que decían “¡sí se pudo, sí se pudo!”.
“Que Dios bendiga a Bolivia y que nos dé sabiduría para gobernar en esta época transitoria”, fueron las palabras con las que Áñez comenzó su gobierno.
En su libro, la exmandataria cuenta los episodios que experimentó durante y después de esos actos en la Asamblea Legislativa. “Lo cierto es que fue una situación que provocó Evo Morales, no yo. No busqué la presidencia, me tocó asumirla”, escribió.
Develaciones
En otro capítulo de Jeanine, de puño y letra, Áñez relata también cómo el entonces presidente del Comité pro Santa Cruz, ahora gobernador Luis Fernando Camacho, sabía los pormenores de su sucesión e incluso la salida de Morales a México.
“Quedé totalmente sorprendida y le pregunté a Fernando Camacho si sabía algo él y me dijo que sí, que eso se había quedado y ‘que mi papá me dijo que todo iba bien’, esas fueron sus palabras”, recuerda Áñez.
Su nombre surgió el 10 de noviembre en la reunión extralegislativa de la Universidad Católica Boliviana (UCB). Luego de recibir la llamada de Ricardo Paz, asesor de Carlos Mesa, habló con el monseñor Eugenio Scarpellini, quien le planteó la sucesión. Ella aceptó y se puso a la orden. Áñez recibió la banda y la medalla presidencial de parte de un militar en el Palacio Quemado.