La primera explotación de un salar para producir litio en gran escala se inauguró en 1966 en Nevada (EEUU). Desde entonces, las técnicas extractivas predominantes para este tipo de fuentes siguen siendo en todo el mundo las de “evaporación solar”: las salmueras líquidas se extraen por sistemas de bombeo y luego son depositadas en enormes piscinas de baja profundidad donde, por efecto de la radiación solar, elevan su concentración y van precipitando los distintos elementos.
En Chile, tanto SQM como Albemarle utilizan ese tipo de técnica desde hace décadas mientras que en Argentina la implementa Orocobre-Toyota desde 2016 y la norteamericana Livent abastece su sistema de “columnas de adsorción” con salmueras previamente concentradas en piscinas de evaporación. Incluso en Bolivia, los profesionales de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) desarrollaron su propia técnica evaporítica, un proceso de gran complejidad que requiere de un conocimiento exhaustivo sobre las condiciones climáticas y sobre la química particular del salar, gracias al cual la empresa pública logró producir 55.000 toneladas de cloruro de potasio en 2022 y se prepara para inaugurar en 2023 su primera planta industrial de carbonato de litio de 15.000 toneladas/año, cuya construcción había sido interrumpida por el gobierno de Jeanine Áñez en 2019.
Sin embargo, el desarrollo de nuevos proyectos evaporíticos estaría presentando algunas dificultades para poder dar respuesta a la creciente demanda mundial traccionada por la industria de baterías eléctricas. No solo porque la construcción de las piscinas de evaporación solar suele demorar entre siete y diez años, sino también porque cada proceso productivo lleva unos 18 meses (depende en buena medida de las condiciones climáticas y apenas logra recuperar entre el 30 y el 40 por ciento del litio contenido). Por ello, si bien las empresas que lideran la producción de litio a partir de salmueras planean expandir su producción usando las técnicas tradicionales de evaporación solar, las grandes potencias industriales que hoy se disputan el liderazgo de la transición energética están promoviendo el desarrollo de nuevas técnicas de Extracción Directa de Litio (EDL), que prometen ser más limpias y eficientes.
En medio de su enfrentamiento contra la República Popular de China, EEUU no solo busca garantizar para sus empresas el control sobre las reservas sudamericanas (tal como insiste la jefa del Comando Sur, generala Laura Richardson). Según un reciente informe elaborado para la Oficina de Recursos Energéticos del Departamento de Estado, también se debe mantener el dominio tecnológico de la extracción, priorizando “la clara ventaja de los Estados Unidos en el avance tecnológico de la EDL, como un mecanismo para acelerar la competencia en el extranjero”.
ALIANZA
En Bolivia, el gobierno de Luis Arce presentó una alianza estratégica para el desarrollo de EDL que podría impactar fuertemente en el mercado mundial del litio y en la geopolítica de la transición energética. Firmó un convenio con el conglomerado chino CBC, formado por tres grandes empresas líderes de la transición energética: CATL, fabricante de baterías de litio para las principales automotrices del mundo (Honda, BMW, Volkswagen, Toyota, PSA, Volvo, Tesla), Brump, líder mundial en reciclaje de baterías de litio y CMOC, gran productora de minerales energéticos, como cobalto y niobio.
Detalles del acuerdo con la china CBC
El consorcio chino CBC se propone invertir en Bolivia más de $us 1.000 millones, para la construcción de dos complejos industriales de EDL, en Oruro y en Potosí. Durante los próximos seis meses, asumirá bajo su propio riesgo el financiamiento de los estudios iniciales de ingeniería para establecer la factibilidad de ambos proyectos y las proyecciones de producción.
A partir de allí, YLB y CBC definirán una serie de contratos de servicios, necesarios para la construcción de los dos complejos industriales (que contemplan las dos plantas de EDL con sus respectivas plantas de salmuera virgen, de agua cruda y de producción industrial de carbonato de litio), el servicio de operación y mantenimiento del proyecto y, por último, la venta del producto terminado.
Inspirados en la experiencia del sector petrolero, el convenio suscrito el 20 de enero establece que los futuros contratos de servicios no podrán en ningún caso comprometer la propiedad 100% estatal de la cadena extractiva, tal como lo exige la Ley 928 de 2017. Más allá del mecanismo específico que defina YLB para asumir la comercialización del producto y permitir que CBC recupere su inversión, uno de los factores decisivos para que CBC aceptara las condiciones del modelo soberano de Bolivia pareciera ser la posibilidad de garantizarse el suministro de litio en el largo plazo.
El otro factor decisivo, en medio de la disputa de China con EEUU, es la posibilidad de desarrollar y escalar la nueva técnica extractiva de EDL utilizando las codiciadas salmueras de Bolivia. Quizá sea por eso que el mayor desafío para YLB no es el de conservar y proteger la soberanía nacional sobre las reservas públicas, aunque la oposición encabezada por el Comité Cívico de Potosí y su “asesor experto” Juan Carlos Zuleta (fugaz interventor de YLB durante el gobierno de Áñez) insistan en presionar al Gobierno para que modifique la Ley 928 y permita una privatización parcial del proyecto extractivo.
Desafíos de la EDL para Bolivia
No son pocas las ventajas que ofrecen los procesos de EDL sobre el tradicional método de evaporación solar. Según un reciente artículo del Dr. Ernesto Calvo, investigador superior del Conicet de Argentina, las técnicas de EDL son mucho más rápidas, pueden alcanzar eficiencias del 70 al 95 por ciento y generan menos residuos. Sin embargo, la mayoría de las tecnologías EDL aún no lograron superar la escala piloto y deben todavía resolver problemas decisivos como la baja velocidad de extracción.
Según el doctor Calvo, las únicas técnicas de EDL que alcanzaron escalas industriales en el mundo son las basadas en “columnas de adsorción”, un sistema utilizado hace décadas por Livent en Argentina a partir de salmueras preconcentradas por evaporación solar, pero que en la actualidad otras empresas de China, EEUU y Francia lograron mejorar para poder procesar directamente salmueras vírgenes. Tanto la propuesta del conglomerado chino CBC como otras que aún están pendientes de un acuerdo con YLB estarían basadas en esta tecnología madura de adsorción selectiva.
Después de las demoras sufridas por YLB, propias de todo proyecto de industrialización soberana, que desde un primer momento contó con la oposición sistemática de los sectores conservadores y que fue drásticamente interrumpido en 2019, Bolivia ya no cuenta con más margen para iniciar nuevos proyectos evaporíticos cuya construcción demandaría al menos siete años más. En medio de las nuevas amenazas neocoloniales del Comando Sur de EEUU sobre América Latina, el convenio acordado con CBC para el estudio de ingeniería y el diseño de contratos de servicios sin comprometer la propiedad pública del recurso, podría ser el primer paso de una nueva alianza estratégica para la industrialización soberana.