Por lo menos siete grandes retos tienen las autoridades del sector económico para este nuevo año, en el marco del plan de industrialización con sustitución de importaciones y de fortalecer el ingreso de divisas.
En primera fila destacan la puesta en marcha de las plantas de industrialización del litio, el Mutún, zinc y el biodiésel, pero también está en la lista la renegociación de los contratos de venta de gas con Argentina y Brasil, reducir la subvención a los hidrocarburos y la exportación de energía eléctrica.
Sobre las plantas de industrialización, fue el mismo presidente de YPFB, Armin Dorgathen, quien anunció que “este año tendremos los primeros barriles de biodiésel boliviano”.
Con una inversión de $us 40 millones la planta está en construcción en el departamento de Santa Cruz y permitirá, en un principio, reducir la importación de diésel en poco más del 5%. Es un proyecto que tiene que ver la luz este año.
El litio, que dentro de poco será el sostén de la economía boliviana, comenzó a dar los primeros resultados importantes el pasado 2022 con la planta piloto de carbonato de litio y la planta de cloruro de potasio.
Las exportaciones, hasta noviembre de 2022, solo en carbonato de litio fueron de $us 39,9 millones. Se espera que este año comience a operar la planta industrial de este producto y se superen los niveles de exportación.
Lo propio ocurre con el cloruro de potasio. Ambos proyectos son una prioridad para este nuevo año.
Este año también debería estar lista la planta procesadora de concentrados de zinc y estaño, ubicada en Colquiri, La Paz. Esta planta incrementará la producción de estaño de 4.000 TMF a 6.000 TMF, lo que también representará una cantidad mayor de ingresos para el país.
Otras dos plantas de refinación de zinc se construirán en Oruro y Potosí.
Del Mutún también se espera más para este 2023. La planta está en plena construcción, pero las exportaciones de hierro ya son una realidad para el país y ahora se espera un mayor aporte.
Junto a estos grandes proyectos, el Gobierno tiene también como reto la renegociación de los contratos de venta de gas con Brasil y Argentina.
Con Brasil ya se vio que a parte del Estado brasileño hay otros compradores privados que pagan mejores precios. En el caso de Argentina, pues si bien los volúmenes bajaron los precios son más altos.
En este contexto, más la importación de crudo por el ducto que se tiene con Argentina, será otro gran reto del que se espera sacar los mejores réditos.
Para este año también se espera hacer realidad el proyecto de exportación de energía eléctrica. Los mercados de Brasil y Argentina están en negociación y con la llegado de Lula Da Silva al poder se espera concretar los primeros planes.
Bolivia produce el doble de la energía eléctrica que necesita y, por tanto, tiene un excedente que puede vender a los países vecinos.
También cuenta entre los grandes retos la posibilidad de bajar o por lo menos mantener los niveles de subsidio de los carburantes, aunque esto depende mucho del comportamiento de los precios a escala internacional.
Sin duda que hay más desafíos que el Gobierno deberá enfrentar este año, más cuando el contexto internacional es adverso y no cesan los problemas internos.
Mantener la estabilidad, el crecimiento, la inflación, o incrementar las reservas, cuidar la deuda externa y el déficit, seguramente forman parte importante del trabajo de las autoridades económicas del país para este año.