Luego de cuestionamientos sobre la dependencia de la generación de electricidad de una producción nacional de gas que está en declinación, el Gobierno informó que desarrolla proyectos para sustituir el uso de fuentes fósiles en Bolivia y que la generación de electricidad para el país está garantizada para los siguientes ocho años.
“Hoy por hoy, Bolivia cuenta con una capacidad instalada en cuanto a generación capaz de garantizar la seguridad energética de los próximos ocho años en el país, es decir, que nuestra seguridad energética nacional en materia de electricidad está plenamente garantizada”, afirmó el ministro de Hidrocarburos y Energía, Franklin Molina, durante la presentación del Atlas Solar y Eólico de Bolivia.
La autoridad precisó que el mercado nacional cuenta con una capacidad instalada de 3,3 gigavatios (3.300 megavatios) con fuentes térmicas y que “todavía sigue dependiendo” de ese tipo de generación, basado en gas, diésel y otros carburantes.
Sin embargo, remarcó que desde 2013 se impulsan proyectos para cambiar la matriz energética con fuentes renovables.
El año pasado, por ejemplo, se incorporaron 100 megavatios (MW) de fuentes fotovoltaicas y 108 MW con las plantas solares de Warnes, San Julián y El Dorado, que cuentan con una capacidad instalada de 170 MW.
“En el Plan de Desarrollo Económico y Social 2025 estamos previendo la adición de 300 megavatios en sistemas fotovoltaicos, lo que implica también desplazamiento de gas y fuentes fósiles”, anticipó el ministro.
Asimismo, se llevan adelante los proyectos hidroeléctricos de Ivirizu y Miguillas, que tienen una capacidad instalada de 450 MW.
Según analistas, con la caída sostenida de la producción nacional de gas (39% desde 2015) por la declinación de los campos gasíferos, la ausencia de resultados positivos en la exploración hidrocarburífera y la creciente demanda del energético en el mercado interno, es incierto que existan a futuro los volúmenes de gas suficientes para la generación de electricidad con ese combustible.
Datos de la Fundación Jubileo dan cuenta que más del 95% de la matriz energética de Bolivia, es decir, electricidad más combustibles, se basa en fuentes fósiles explotadas en el país o importadas.
El país, además, cuenta al momento con una capacidad instalada de 3.558 megavatios (MW), de la que el 72% funciona con gas y diésel. En 2021, el 63% de la producción nacional fue generada por termoeléctricas, el 32% por hidroeléctricas y el 5% por fuentes renovables.