Editorial
El Estado Plurinacional de Bolivia reencamina nuevamente el anhelado objetivo de convertirse en el corazón energético de Sudamérica, luego de 11 meses de quedar paralizado el proyecto por el mal manejo del régimen de facto, que no sólo se dedicó a la persecución política y amedrentamiento, sino a intentar desprestigiar las obras consideradas estratégicas que el país había logrado desarrollar en 14 años para diversificar sus ingresos económicos en bien del desarrollo de la población.
La exportación de electricidad a los países vecinos es uno de los mayores emprendimientos que el país había desarrollado hasta el golpe de Estado de noviembre de 2019. Sin embargo, hoy el proyecto vuelve a tomar impulso con el fortalecimiento de la capacidad instalada para generar energía eléctrica y de este modo aumentar las reservas disponibles para la comercialización a los mercados internacionales.
Recientemente, el viceministro de Electricidad y Energías Alternativas, José María Romay, afirmó que este año ingresarán en operación comercial varios proyectos de generación eléctrica, por lo que esta gestión se caracterizará por un incremento de la capacidad de oferta de energía del Sistema Interconectado Nacional.
Entre estos emprendimientos figuran, para entrega inmediata, los ciclos combinados de las plantas termoeléctricas de Entre Ríos, en el departamento de Cochabamba; Del Sur, en Tarija, y Warnes, en Santa Cruz. Todos en conjunto adicionarán a la oferta eléctrica nacional 240 megavatios (MW).
A esto se debe añadir la conclusión y puesta en funcionamiento, prevista para mayo y junio de este año, de los proyectos eólicos San Julián, Warnes y El Dorado, todos en el departamento de Santa Cruz, los tres con una capacidad de generación de 108 MW, según los datos del Ministerio de Hidrocarburos y Energías.
Sólo estas obras incorporarán al SIN 348 MW, que sumado a la Planta Solar Fotovoltaica de Oruro, que la anterior semana pasó de generar 50 MW a 100 MW con el inicio de operaciones de la fase II del proyecto, la electricidad adicional que generará el país, este año, alcanza a 448 MW, lo cual le permite incrementar sus reservas disponibles para la exportación.
El país registró un gran avance —hasta noviembre de 2019— en el proyecto para la venta de electricidad al mercado de Argentina, nación vecina que junto con Bolivia impulsaron la construcción o el tendido de la línea de transmisión que comienza en la localidad de Yaguacua, en el departamento de Tarija (Bolivia), y termina en Tartagal, en la provincia de Salta (Argentina). Ésta tiene una extensión de 116,3 kilómetros (km) que se divide en 46,3 km en el territorio nacional y 70 km en el país vecino.
Para consolidar las negociaciones de exportación de electricidad excedente de Bolivia, la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) Corporación creó su filial denominada ENDE Transmisión Argentina SA (Etasa), que es la encargada de llevar adelante el proyecto.