Un cambio sísmico está transformando las estructuras energéticas tradicionales en todo el mundo, redefiniendo lo que significa crear un mundo sostenible.
El desarrollo y la implementación de soluciones requieren colaboración. Las conferencias de Energy Week, una serie de eventos organizados por Siemens Energy y sus socios, cada una enfocada en una región geográfica diferente, reúnen a líderes de la industria, la política y la sociedad de todo el mundo para abordar los desafíos cada vez más serios a los que se enfrenta no sólo la industria energética, sino también la sociedad como un todo.
América Latina tiene una base sólida para ampliar su influencia en la transición energética mundial. Sin embargo, primero tendrá que crear las condiciones adecuadas, logrando una mayor integración regional y convirtiendo las exportaciones de energía limpia en una prioridad estratégica. Del 8 al 10 de junio de 2022, la Latin America Energy Week reunió a los principales líderes de las áreas de energía, tecnología, finanzas, de empresas y gobiernos para debatir los numerosos retos y algunas posibles soluciones. También se preguntó a los participantes sobre la importancia de un conjunto de prioridades energéticas clave y sobre los avances que han logrado en la transición energética.
Principales conclusiones
La Latin America Energy Week generó un cúmulo de conocimientos muy valiosos. A escala mundial, América Latina es un contribuyente menor al cambio climático, responsable de sólo el 5% de las emisiones globales de CO₂. Sin embargo, de manera preocupante, abundan las percepciones erróneas sobre la actuación de la región en materia de reducción de emisiones. Por supuesto, América Latina es una región diversa.
La mayoría de las naciones se benefician de una alta proporción de energía hidroeléctrica, pero hay excepciones. De hecho, la mayor parte de las emisiones en América Latina procede de fuera del sector eléctrico. En términos de consumo de energía primaria, alrededor del 70% de la energía primaria proviene de combustibles fósiles.
Esto hace que la electrificación de la industria, el transporte y el sector residencial sean una prioridad clave en los esfuerzos para lograr la reducción de carbono. La transición energética puede servir de motor para la economía de la región, atrayendo inversiones y creando muchas nuevas oportunidades de empleo. La mayoría de los países de América Latina disfrutan de una ventaja competitiva natural gracias a sus abundantes fuentes de energía eólica y solar de alta calidad, lo que permite unos costos de generación muy competitivos.
Esto también significa que tecnologías como el hidrógeno verde tienen un gran potencial para los países de la región.
Con la seguridad energética de vuelta en la agenda mundial, América Latina tiene una oportunidad sin precedentes para ampliar su papel en los mercados energéticos internacionales. En el corto plazo, puede suministrar petróleo y gas a los países afectados por las sanciones contra Rusia.
A largo plazo, podría convertirse en uno de los principales productores mundiales de energías renovables e hidrógeno verde. Sin embargo, queda mucho por hacer en todos los ámbitos, incluida la implementación sistemática de las prioridades energéticas en la economía con carácter urgente.
Los participantes sólo muestran un nivel medio de conciencia sobre la necesidad de cambios sistémicos y de integración energética regional. El compromiso de los gobiernos en la definición de los modelos energéticos, la eliminación de las barreras y la aplicación de una normativa que impulse la inversión en energía es crucial para la infraestructura energética, la seguridad y la soberanía.