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Alvaro Ríos: «El modelo estatista de YPFB resultó ineficaz y desalentó la inversión privada»

En una entrevista con FM Mitre Patagonia 90.5, el ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Álvaro Ríos, analizó la profunda crisis energética que afecta al país después de varias décadas de exportaciones masivas de gas, principalmente a Argentina y Brasil, y bajo los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce.

«Hoy estas políticas no se vieron acompañadas por una inversión suficiente en la exploración y desarrollo de nuevos yacimientos. Esto ha llevado a un drástico descenso en la producción de gas y petróleo, pasando de 61 millones de metros cúbicos de gas por día en 2015 a 28 millones en 2023. También cayó la producción de condensado y petróleo ha caído significativamente», señaló.

Y advirtió que «la consecuencia directa es un severo desabastecimiento de combustibles, obligando a Bolivia a importar grandes cantidades de gasolina, diésel y GLP».

El costo de estas importaciones, estimado en 3300 millones de dólares para este año, excede ampliamente las reservas del Banco Central de Bolivia, creando una situación económica insostenible.

Ríos destacó que el modelo económico estatista, con la empresa estatal YPFB controlando la exploración y producción, ha resultado ineficaz y ha desalentado la inversión privada debido a la falta de seguridad jurídica y las políticas impositivas.

«Bolivia enfrenta una grave crisis energética debido al agotamiento de sus reservas de gas y petróleo, resultado de décadas de exportaciones masivas y falta de inversión en exploración y producción bajo gobiernos populistas. Esto ha llevado a un severo desabastecimiento de combustibles, obligando al país a importar a un costo exorbitante que supera ampliamente sus reservas, con consecuencias económicas y sociales devastadoras», se explayó.

El especialista consideró que «la crisis energética no solo tiene un impacto económico devastador, sino también social. La falta de combustible afecta el transporte, la agricultura y la vida cotidiana de los bolivianos, generando una creciente pobreza y migración».

Y advirtió que la situación empeorará en los próximos años, proyectando la necesidad de importar 5500 millones de dólares en energía para 2029.

«La situación boliviana sirve como una advertencia sobre los peligros de un modelo económico que prioriza las exportaciones a corto plazo sin invertir en la sostenibilidad a largo plazo del sector energético», comentó.

Entre los puntos clave de la actual crisis energética en Bolivia mencionó el agotamiento de reservas; la escasez severa de gasolina, diésel y GLP, causando largas filas, restricciones y problemas de transporte; la necesidad de importar combustibles a gran escala supera ampliamente la capacidad financiera del país, creando una crisis económica; un modelo económico fallido con una severa crisis energética que hoy está generando pobreza, migración y un impacto negativo en la vida cotidiana de los bolivianos.

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