[stock_ticker]

El boom de Vaca Muerta cambia la economía argentina

La producción de hidrocarburos en la formación de Vaca Muerta está cambiando radicalmente el panorama económico de Argentina, posicionando al país como un actor cada vez más relevante en el escenario energético global. Los datos del primer mes de 2025 confirman una tendencia que ya se había consolidado durante 2024: el auge del petróleo y gas no convencional está generando un superávit comercial energético histórico que podría duplicarse este año.

En enero de 2025, la producción de petróleo creció un 11,5% interanual, alcanzando los 757.100 barriles diarios, según datos del Ministerio de Energía de Argentina. De este total, «el 60% fue producido a través de explotación no convencional, que se está llevando a cabo en Vaca Muerta». La producción de shale oil, específicamente, registró 442,6 miles de barriles diarios (kbbl/día) en enero, lo que representa un «crecimiento interanual del 28,1%», de acuerdo con la Secretaría de Energía del país vecino.

Por su parte, la producción de gas aumentó un 11,95% respecto al mismo mes del año anterior, alcanzando los «138,5 millones de metros cúbicos diarios». En un reciente informe, la prestigiosa consultora Deloitte señala que, «enfocándose en recursos no convencionales, Vaca Muerta contribuyó con el 54,8% de la producción total de gas del país, generando 81 millones de metros cúbicos diarios».

Áreas productivas destacadas
Entre los bloques que tuvieron un desempeño sobresaliente en el primer mes del año, Bajada de Palo, operado por Vista, lideró el ranking con un incremento interanual del 20,7%, pasando «de 45,1 kbbl/día a 65,7 kbbl/día», según el informe Economía & Energía. En segundo lugar se ubicó La Calera, de Pluspetrol, con un aumento del 18,2%, mientras que Bandurria Sur de YPF completó el podio con un crecimiento del 11,4%.

Es precisamente Vista, la empresa fundada y liderada por Miguel Galuccio, la que ha mostrado un desarrollo espectacular. La compañía «finalizó el último trimestre de 2024 con un crecimiento del 51% en su producción total de hidrocarburos, a un total de 85.276 barriles equivalentes diarios», indicó la empresa en un reporte. Esto, tras invertir «más de $us 1200 millones» en Vaca Muerta durante el año pasado.

Superávit energético histórico
El crecimiento productivo ha generado un cambio estructural en la balanza comercial energética argentina. En enero de 2025, el país logró un saldo positivo de $us 678 millones en el sector, gracias a que las exportaciones de combustibles y energía aumentaron un 23,7% interanual, generando ingresos por $us 879 millones, mientras que las importaciones energéticas cayeron un 32,5%, reduciendo la demanda de divisas a $us 201 millones.

Este fenómeno no es coyuntural. Como señala el informe de Deloitte, «el sector está experimentando un cambio de tendencia. Durante 2024, Argentina alcanzó un superávit comercial energético de $us 5.668 millones, el más alto en 18 años». Esto representa un giro radical respecto a la década anterior, cuando «el sector experimentó una fase de balanza comercial negativa debido a bajas inversiones y controles comerciales que pesaron fuertemente sobre la producción local».

Para dimensionar la magnitud del cambio, basta señalar que «en 2023, la balanza estaba equilibrada y en 2022, fue deficitaria en más de $us 4.300 millones debido al impacto del alza de los precios internacionales del gas tras la invasión de Rusia a Ucrania. Es decir, en dos años hubo un cambio en la tendencia de la balanza comercial energética de casi $us 10.000 millones».

Proyecciones y obras de infraestructura para Vaca Muerta
Los expertos coinciden en que este año el superávit energético podría duplicarse. Según Empiria, consultora dirigida por el economista Nicolás Gadano, el saldo positivo «crecerá a aproximadamente $us 7.000 millones este año», mientras que el Ministerio de Energía prevé que generará «un ingreso neto de divisas de $us 8.000 millones».

Este optimismo se fundamenta en la culminación de dos obras clave de infraestructura. Por un lado, el próximo mes se completará la obra que aumentará la capacidad de transporte del principal oleoducto que conecta Vaca Muerta con Puerto Rosales, en Bahía Blanca, de los actuales 300 kbbl/día a 530 kbbl/día. Este incremento de 230.000 barriles diarios adicionales «equivale a $us 17 millones extra por día de ingreso de divisas, $us 517 millones por mes o alrededor de $us 4.140 millones entre abril y diciembre, teniendo en cuenta un precio del barril de $us 75», según indica el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (Indec).

Impacto macroeconómico de Vaca Muerta
El auge de Vaca Muerta está teniendo efectos positivos en diversos frentes económicos. Como señala Deloitte, «el mayor superávit de la balanza comercial en 2024 de $us 18.899 millones, impulsado por mayores exportaciones energéticas y menores importaciones, ha permitido a Argentina pagar su deuda externa a los acreedores y respaldará el pago de sus obligaciones con el Fondo Monetario Internacional».

Esto, a su vez, «ha mejorado la solvencia crediticia y la estabilidad financiera de la nación. Gracias a la consolidación del superávit fiscal y los resultados iniciales del programa económico actual, el riesgo país cayó de 2.500 puntos básicos a mediados de noviembre de 2023 a menos de 600 puntos básicos a finales de 2024».

Además, «el crecimiento de las exportaciones energéticas y la inversión extranjera en este sector está contribuyendo a un aumento de la oferta de divisas. Este flujo ayuda al gobierno a estabilizar el tipo de cambio y aliviar las presiones inflacionarias». De hecho, «la inflación bajó del 211% a finales de 2023 al 118% a finales de 2024 y se espera que disminuya al 21% para finales de 2025».

Perspectivas a largo plazo
Las proyecciones a futuro son aún más optimistas. Según el Banco Central de la República Argentina, para 2030 las exportaciones energéticas alcanzarían los $us 29.600 millones, generando un superávit sectorial de $us 25.600 millones. Los analistas de Deloitte consideran que «si continúa por el camino del crecimiento exponencial, para 2030, el sector energético se convertirá en el mayor contribuyente a las exportaciones en Argentina».

En términos de producción, «se espera que, para 2027, el país alcance un millón de barriles de petróleo producidos por día», posicionando a Argentina entre los 20 principales países exportadores de petróleo a nivel mundial.

El nuevo Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), impulsado por el presidente Javier Milei y una parte central de su Ley de Bases, juega un papel fundamental en estas proyecciones. Al ofrecer «30 años de estabilidad fiscal, así como incentivos aduaneros y cambiarios», el RIGI mejora significativamente la previsibilidad y el clima de negocios para sectores con alto potencial de crecimiento.

La revolución de Vaca Muerta está apenas comenzando, pero ya ha transformado la matriz energética y económica argentina. Como concluye Deloitte, «después de dos décadas de dependencia energética, Argentina está en camino hacia un cambio significativo, impulsado por reservas de gas no convencionales», con implicaciones positivas para toda la economía nacional.

El vasto potencial energético de Argentina
Mientras Vaca Muerta acapara titulares por su espectacular crecimiento productivo, Argentina cuenta con otras cuencas y proyectos energéticos que podrían complementar el boom del shale neuquino y diversificar la matriz productiva hidrocarburífera del país.

Cuenca Austral: el sur productivo
La Cuenca Austral, ubicada en las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego, representa el segundo polo productivo de gas natural del país. Operadores como Total Austral, Wintershall Dea (ahora Harbour Energy), y la estatal YPF mantienen una producción convencional estable que aporta aproximadamente el 20% del gas consumido en Argentina.

En Tierra del Fuego, los proyectos offshore como el Área Magallanes permiten la extracción de hidrocarburos bajo el lecho marino del Estrecho de Magallanes. El proyecto Fénix, desarrollado por Total, amplió la producción con una inversión de $us 700 millones e incorporó 10 millones de metros cúbicos diarios al sistema, apuntalando el abastecimiento durante los meses de mayor demanda.

Cuenca del Golfo San Jorge
Extendida entre las provincias de Chubut y Santa Cruz, esta cuenca fue históricamente el principal productor petrolero del país antes del auge de Vaca Muerta. Actualmente aporta cerca del 30% de la producción petrolera nacional, con operaciones de YPF, Pan American Energy y sindicatos petroleros locales convertidos en operadores.

Si bien su producción convencional está en fase madura, los proyectos de recuperación secundaria y terciaria han permitido mantener los volúmenes. Nuevas técnicas como la inyección de polímeros y agua de baja salinidad están revitalizando yacimientos como Cerro Dragón, el más grande del país en producción convencional.

Exploración en alta mar, la nueva frontera
El mar argentino emerge como la nueva frontera exploratoria con un potencial comparable al de Vaca Muerta. Tras las rondas licitatorias Costa Afuera Argentina realizadas en 2019, compañías como Equinor, Shell, Qatar Petroleum, YPF y TotalEnergies adquirieron derechos de exploración en la Cuenca Norte del Mar Argentino, la Cuenca Austral Marina y la Cuenca Malvinas Oeste.

En 2024, el programa de exploración sísmica completó el relevamiento de más de 30.000 km² en aguas profundas, identificando estructuras prometedoras. El primer pozo exploratorio en la Cuenca Norte, perforado por el consorcio YPF-Equinor, encontró indicios de hidrocarburos que están siendo evaluados. De confirmarse reservas comercialmente viables, la producción offshore podría iniciar hacia 2028.

El ministro de Economía, Luis Caputo, destacó recientemente que el potencial offshore argentino podría representar inversiones por más de $us 30.000 millones en la próxima década y duplicar la producción nacional para 2035.

Cuenca Noroeste: reactivación de campos maduros
La histórica Cuenca Noroeste, que abarca Salta, Jujuy y Formosa, experimenta una reactivación tras años de declino. La reciente expansión del Oleoducto Norte y la reversión del Gasoducto Norte permiten ahora transportar petróleo y gas desde Vaca Muerta hacia estas provincias, facilitando la integración energética regional.

Empresas medianas como Tecpetrol y Pluspetrol han iniciado programas de workover (reacondicionamiento) en pozos inactivos, logrando reactivar la producción. El programa de incentivos para campos maduros lanzado en 2024 permitió reducir regalías para operaciones de recuperación terciaria, haciendo económicamente viable la extracción de hidrocarburos residuales en yacimientos como Aguaragüe y Campo Durán.

Tight Gas: el primo cercano del shale
Entre los recursos no convencionales, el tight gas (gas de arenas compactas) emerge como complemento al shale. Las formaciones Las Lajas y Mulichinco, adyacentes a Vaca Muerta, han permitido a empresas como Pampa Energía y Pluspetrol desarrollar proyectos rentables con menor inversión inicial que el shale.

El área El Mangrullo, operada por Pampa Energía, produjo 5,6% del gas nacional en 2024 utilizando esta tecnología. Como señaló el CEO de la compañía, Gustavo Mariani: «el tight gas nos permite diversificar nuestras operaciones no convencionales con menor riesgo geológico y mayor predictibilidad en los resultados».

Así, en tanto Vaca Muerta continúa su expansión acelerada, estas otras cuencas y tecnologías ofrecen oportunidades complementarias que fortalecen la resiliencia del sector energético argentino y amplían sus horizontes productivos. La diversificación geográfica y tecnológica garantiza que el resurgimiento energético de este país no dependa exclusivamente de un único activo, por más prolífico que este sea.

SourceLa Razón

Related Articles

ÚLTIMAS NOTICIAS