Entre 2010 y 2022, Bolivia perdió 3 millones de hectáreas de bosques, de las cuales un 57% se destinaron a la ganadería, según un estudio reciente del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla).
“Del total de hectáreas deforestadas, un 57% fue destinado a la ganadería, un 33% a la agricultura mecanizada y un 10% a la agricultura de pequeña escala”, señala el informe.
El estudio, que combinó el análisis de imágenes satelitales con datos de tenencia de tierras, estadísticas agropecuarias y la evaluación de expertos, asegura que los resultados tienen una confiabilidad superior al 95%.
Los pequeños agricultores, que ocupan el 10% de las tierras deforestadas (226.000 hectáreas), utilizan métodos de cultivo manual y rotativo, con sistemas de chaqueo para la limpieza de terrenos.
El 33% de las tierras deforestadas (767.000 hectáreas) es empleado por grupos interculturales, empresas agrícolas dedicadas a la producción de oleaginosas y colonias menonitas, cuya presencia en Bolivia creció significativamente en los últimos años.
El 57% restante (1,2 millones de hectáreas) se dedica a la ganadería, actividad que involucra a productores tanto medianos como pequeños y grandes ganaderos, así como a algunas colonias menonitas.
La expansión de la ganadería, que ocupó más de un millón de hectáreas, coincide con el incremento del hato ganadero en el departamento de Santa Cruz. Entre 2010 y 2022, el número de cabezas de ganado en esta región pasó de 2,6 millones a más de 4,5 millones.
Este crecimiento está parcialmente relacionado con la apertura del mercado chino para la exportación de carne, que se concretó en 2019, según el informe. Datos de la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (Fegasacruz) indican que Bolivia cuenta con un saldo exportable de 50.000 toneladas de carne, adicionales al consumo interno.
El reporte del Cedla también destaca que la expansión ganadera fue impulsada por inversiones tanto nacionales como brasileñas, país con una industria agropecuaria más desarrollada y robusta que la boliviana.
Finalmente, el estudio concluye que la deforestación se aceleró en los últimos años, en parte como consecuencia de políticas de desarrollo económico.
El Cedla advierte que la conversión de tierras forestales en áreas agropecuarias está afectando gravemente la capacidad de los bosques para absorber carbono, exacerbando el cambio climático.
Agenda promueve la deforestación
De acuerdo con el reporte del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), la Agenda Patriótica del Gobierno, con miras a 2025, impulsa la expansión de la frontera agrícola y ganadera, estableciendo objetivos como aumentar el hato ganadero a 11 millones de cabezas.
“Desde 2013, las políticas estatales, en su afán de promover la economía nacional, han incentivado la deforestación a través de la legalización de desmontes que antes eran considerados ilegales”, destacó el Cedla.