Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) inició las obras en los puentes de medición del Gasoducto de Integración Juana Azurduy (GIJA). Se trata de un proyecto clave para las intenciones de la Argentina de exportar el gas de Vaca Muerta a los mercados regionales, en este caso, a Brasil, usando la infraestructura ociosa que hoy tiene Bolivia por el declive en su producción.
La obra se centra en la instalación de puentes de medición necesarios para registrar el flujo de gas que ahora se dirigirá desde Argentina hacia Bolivia, invirtiendo el sentido del transporte de gas que había estado en operación durante 19 años. Los trabajos se llevan a cabo en las cercanías de la refinería de Campo Durán, en Salta.
Sumado a la reversión del Gasoducto Norte, estas tareas facilitarán la integración de las redes de gas entre los tres países.
Óscar Claros, gerente de contratos de exportación de YPFB, subrayó que ya se habilitaron dos tramos de medición, lo que permitirá que el gas producido en Argentina fluya hacia Brasil a través de la infraestructura de gasoductos, culminando en el punto de entrega en Mutún. Además, se han realizado ajustes en la Estación de Compresión en Campo Grande, que permitirá revertir la presión de uno de los tres compresores disponibles.
“Esta configuración es exclusivamente para recibir y comprimir el gas producido en Argentina, si fuese necesario. Los otros dos compresores seguirán comprimiendo el gas proveniente del Gasoducto Santa Cruz – Yacuiba (GSCY), que se destina al suministro de la Planta Separadora de Líquidos Carlos Villegas Quiroga (PSLCVQ)”, explicó Claros, enfatizando la importancia de optimizar la infraestructura existente para maximizar la capacidad de transporte.
Según informes, los trabajos en el GIJA están diseñados para permitir el tránsito de hasta 4 millones de metros cúbicos por día (MMm³/d) de gas natural, cifra que determina la capacidad inicial de exportación de Argentina hacia Brasil.
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Para potenciar aún más el transporte es esencial que el sistema de compresión en Villa Montes, operado por YPFB Transierra, se adapte y flexibilice la configuración actual del parque de compresores. Así, se elevaría la capacidad del Gasoducto Yacuiba – Río Grande (GASYRG) hasta 10 millones de MMm³/d.
Bolivia como compradora de gas
El socio director de Gas Energy Latin America y exministro de Hidrocarburos de Bolivia, Álvaro Ríos Roca advierte que Bolivia no debe ser visto únicamente como un país de tránsito, sino también como un potencial cliente para el gas argentino.
El especialista, quien recientemente visitó Argentina, manifestó su preocupación por la falta de inversiones en infraestructura que aseguren volúmenes constantes de gas a lo largo del año. Según su análisis, tras la reversión del Gasoducto Norte, solo quedarán disponibles volúmenes interrumpibles, que oscilarán entre menos de 1 millón y un máximo de 2 millones de metros cúbicos diarios.
Esta situación plantea serios desafíos para el suministro, especialmente durante los meses de invierno, cuando la demanda de gas es más alta.
“En Bolivia podemos importar diésel de varios puntos en camión, pero la única alternativa que tiene Bolivia para importar gas es Argentina y por eso Argentina tiene que trabajar duro y prepararse para empezar a transitar más gas”, aseguró el especialista.
“Bolivia va a necesitar gas en firme para sus industrias y sus termoeléctricas dentro de tres años para adelante. Pero no veo en Argentina ningún indicio de que haya inversiones en infraestructura para tener gas firme en la frontera en los próximos cinco años”, completó.