La creciente dependencia de las importaciones de combustibles están reflejadas en el volumen de compra realizado en los últimos 10 años. En el 2014, Bolivia importó 820 millones de litros de diésel, mientras que en el 2023 la cifra fue de 1.499 millones de litros, es decir un aumento de 82% según datos proporcionados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en base a cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas.
En cuanto a la gasolina, hace una década Bolivia compraba 239 millones de litros, mientras que en el 2023 adquirió 765 millones de litros, lo que representa un incremento de 220%, añade el documento del IBCE.
En el 2014, Bolivia destinaba $us 828 millones para la importación de diésel y el año pasado gastó $us 1.821 millones. Para la gasolina se destina $us 281 millones y el 2023 se necesitó $us 1.026 millones. En cifras totales, hace una década el país desembolsaba $us 1.109 millones para la compra de combustibles y en la pasada gestión requirió de $us 2.848 millones, añade la información proporcionada por el IBCE.
El aumento de la importación es resultado del declive constante en la producción nacional de gas natural y líquidos. El gobierno de Luis Arce achaca esta situación a la falta de inversiones en exploración y reposición de reservas durante los gobiernos precedentes del Movimiento Al Socialismo (MAS) encabezados por Evo Morales.
El propio presidente Luis Arce admitió la mayor dependencia del suministro de carburantes desde el exterior. En el 2014 el consumo de gasolina era cubierto en un 22% con importaciones y actualmente es el 56%. En el caso del diésel, la situación es más crítica. Hace una década se cubría la demanda en un 50% con producción nacional y el otro 50% con compras desde el exterior, pero actualmente Bolivia importa el 86% de este combustible para cubrir sus requerimientos.