Por primera vez en más de 10 años, el progreso en el acceso global a la energía básica se ha revertido. Si bien hay avances importantes, el crecimiento poblacional no está siendo igualado por el despliegue necesario de fuentes amigables, particularmente en la región del África subsahariana.
Un nuevo informe publicado ayer por la Agencia Internacional de Energía (AIE), la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), la División de Estadística de las Naciones Unidas (UNSD), el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que 685 millones de personas vivieron sin acceso a la electricidad en 2022. Esta cifra representa un aumento de 10 millones respecto al año anterior, una realidad preocupante que pone en peligro la meta de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 (ODS7) para 2030.
El ODS7 se centra en garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos. Este objetivo es esencial para abordar diversos desafíos globales, incluyendo la pobreza, el cambio climático y la desigualdad.
Energía
No obstante, el informe “Seguimiento del ODS 7: informe de progreso energético 2024” advierte que los esfuerzos actuales no son suficientes para alcanzar esta meta. Aunque ha habido algunos avances, como el aumento de la tasa de despliegue de energías renovables en el sector eléctrico, estos progresos son insuficientes para cumplir con los objetivos establecidos.
“La cantidad de personas sin acceso a la electricidad ha aumentado por primera vez en más de una década. Hoy en día, 685 millones de personas viven sin acceso, 10 millones más que en 2021”, señala el informe. El crecimiento demográfico, especialmente en el África subsahariana, ha superado la velocidad de las nuevas conexiones eléctricas, dejando a esta región con el 83% de la población mundial que no tiene acceso a la electricidad.
Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE, enfatizó la gravedad de la situación, señalando que “para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7, necesitaremos mucha más inversión en las economías emergentes y en desarrollo para ampliar el acceso a la electricidad y a tecnologías y combustibles limpios para cocinar. Hoy en día, solo una fracción de la inversión total en energía se destina a los países donde los problemas de acceso son críticos”.
Combustibles
A la par del déficit eléctrico, 2.100 millones de personas aún dependen de combustibles dañinos para cocinar, una cifra que ha permanecido prácticamente estable. Esta dependencia tiene enormes implicaciones para la salud, contribuyendo a 3,2 millones de muertes prematuras cada año. Además, afecta la igualdad de género y el medioambiente, ya que el uso tradicional de biomasa implica que los hogares, principalmente mujeres y niños, dediquen hasta 40 horas a la semana a recolectar leña y cocinar.
Francesco La Camera, director general de IRENA, subrayó la necesidad de acelerar las inversiones. “Las energías renovables demuestran ser un actor líder en el aumento del acceso a la energía y la electricidad. Pero la disparidad en la distribución sigue siendo marcada. Debe haber un fuerte sentido de urgencia por parte de la comunidad internacional para acelerar las inversiones en infraestructuras de energías renovables y tecnologías sostenibles”, dijo.
En contraste con el estancamiento en el acceso a la electricidad y cocinas limpias, la energía renovable ha experimentado un crecimiento sólido. El consumo de electricidad renovable creció más del 6% interanual en 2021, elevando su participación en el consumo mundial de electricidad al 28,2%. La capacidad instalada de generación de energía renovable per cápita alcanzó un nuevo récord en 2022 con 424 watts per cápita a nivel global.
Dato
Sin embargo, Stefan Schweinfest, director de la División de Estadística de las Naciones Unidas, advirtió que “el acceso a la electricidad y a una cocina limpia ha avanzado desde 2015, pero ahora parece que se han recogido los frutos más fáciles. El despliegue de electricidad renovable sigue una tendencia creciente, mientras que otros tipos de energía renovable están rezagados y las mejoras en la eficiencia energética parecen haber llegado a un cuello de botella”.
El informe destaca que los flujos financieros públicos internacionales en apoyo de la energía limpia en los países en desarrollo se recuperaron en 2022, alcanzando los $us 15.400 millones, un aumento del 25% respecto a 2021. Aun así, esta cifra está lejos del máximo de 2016 de $us 28.500 millones. Para 2030, si se mantienen las políticas actuales, se proyecta que 660 millones de personas sigan sin acceso a la electricidad.