La variación del clima con falta de lluvias intensas golpea con intensidad principalmente al altiplano y el sur del país, donde, según el Ministerio de Medio Ambiente, este año se enfrenta una «sequía persistente».
«El 2022 ha habido también sequía, pero no era persistente; cada mes variaba en cada lugar de Bolivia, había precipitaciones de repente, pero ahora es persistente la sequía en el lugar del altiplano, fundamentalmente en el sur paceño, en el norte de Potosí, norte de Chuquisaca y Tarija también. Es ahí donde estamos atacando», explicó el ministro de Medio Ambiente y Agua, Rubén Méndez, en Bolivia TV.
El déficit o la poca intensidad de lluvias generan preocupación y afectación en miles de familias del país. Por la sequía, ya Oruro declaró desastre departamental, mientras que La Paz, Cochabamba y Chuquisaca están en emergencia. En el oriente no están al margen de este problema.
«De repente nace también la Chiquitanía porque en la Chiquitanía siempre hubo escasez de lluvia, pero con este tema de la sequía definitivamente falta agua. Ahí tenemos un problema de fuente de agua, porque no se puede captar ya que la Chiquitanía es pura roca», afirmó.
Méndez aseguró que el ministerio se encuentra movilizado para hacer frente a este problema, así como otras carteras estatales. Las tareas, dijo, incluyen la perforación de pozos.
«El 2016 ha sido muy fuerte la sequía, ha llegado a una cúspide, según los técnicos-científicos miden en (un máximo de) tres y casi llego a tres. Cuando baja del cero para abajo es La Niña. Ahora estamos en 1,8 casi llegando a 2».
«Es fuerte la sequía», admitió la autoridad, pero adelantó que no se prevé llegar ni al 2,3 en la escala citada, y que entre enero y febrero de 2024 se espera la disminución de este fenómeno.