La crisis hídrica golpea al país. La gente espera por horas en la fila para recibir el agua que llega en cisterna a sus barrios dos o tres veces por semana, mientras que algunos centros hospitalarios están limitados en sus atenciones y se ven obligados a derivar a sus pacientes a otras ciudades.
En Caranavi, norte de La Paz, la falta de agua trastocó la cotidianidad vecinal y pone en riesgo a la salud. Mientras los pobladores se abastecen por algunas horas, una o dos veces a la semana, en el hospital la preocupación pasa por derivar a los pacientes hasta los centros de tercer nivel de La Paz, ya que el agua solo alcanza para atender a los más graves.
A esto se suma, que se han presentado brotes de hantavirus en el norte paceño, debido a que la sequía hace que los roedores migren a zonas urbanas.
“Estamos atravesando momentos difíciles por el cambio climático, la sequía ha afectado de manera considerable. Nuestros hermanos están sin agua, los caudales fueron bajando, a la semana una o dos veces pueden recibir agua y estamos poniendo en riesgo la salud de Caranavi”, manifestó el alcalde Eustaquio Huiza, al informar que la planta con la que se abastece a la población redujo su nivel en un 80%.
El hospital recibe agua por cisternas de la cooperativa. Sin embargo, esto no es suficiente y ha obligado a suspender procedimientos, entre ellos los quirúrgicos.
“El riesgo de infección es alto, de hecho, ya tenemos casos de gastroenteritis y de contaminación intrahospitalaria. El problema es muy serio porque es el único hospital de segundo nivel en el norte de La Paz”, informó el secretario ejecutivo del Sindicato de Ramas Médicas de Salud Pública (Sirmes), Fernando Romero.
Señala que, debido a la escasez, el hospital se quedó sin agua y recibe el líquido vital a través de un camión cisterna que le provee una vez al día, pero que no es potable.
“Para usarla tienen que esterilizarla, pero esterilizar 300 o 400 litros es muy complicado. Entonces se hace lo que se puede y el agua alcanza solo para lo indispensable. Se están transfiriendo pacientes a La Paz”, lamenta Romero.
Agrega que están derivando entre 15 y 20 pacientes por día para procedimientos quirúrgicos, entre cesáreas y otros.
También sufren por brotes de hantavirus, con siete casos hasta la fecha. “Es preocupante porque no se han tomado las previsiones necesarias, como el bombeo de agua desde fuentes cercanas”, dice.
La situación en la ciudad de Potosí también es dramática. Las familias deben almacenar agua, porque los abastecen dos o tres veces por semana. La lluvia de este miércoles dio un respiro, pero la escasez continúa y la gente debe almacenar y reutilizar al máximo el líquido elemento, incluso han notificado a los lavaderos de autos para que no usen para ese fin.
La empresa de servicios públicos diariamente emite el cronograma de distribución de agua en cisternas y la gente hace filas con sus recipientes. Este jueves llegaron a la zona de Villa Magisterio, Difunta Correa, Ladera Concepción, San Gerardo, Alto San Marcos, Villa Méndez y las calles Calama y San Alberto. Pese a ello, hay personas que se quejan porque aseguran que no llegan a todos por igual.
Hay barrios donde habilitan la dotación del servicio en la madrugada, entre las 3:00 y las 4:00, y deben estar pendientes para almacenar en sus tanques.
“Tenemos que estar atentos para guardar todo lo que se pueda”, comenta Erwin.
Mario Cordova, que vive en Llallagua (norte de Potosí), asegura que reciben agua día por medio. Comenta que hay costumbres ancestrales que realizan para pedir que llueva.
La Gobernación de Potosí promulgó el miércoles una ley que declara emergencia departamental por déficit de agua con fin de ejecutar acciones inmediatas que puedan aminorar esta escasez.
En Oruro, la sequía deja sin agua el lago Poopó y afecta a cerca de 700 comunidades. Las familias que se dedicaban a la pesca se han visto obligadas a buscar otras formas de solventarse. Este departamento se ha declarado en desastre.
El director de Recursos Hídricos de la Gobernación de Oruro, Andriu Villegas, informó que hacen un seguimiento a todas las aguas del Uru Uru y Poopó. “El lago Poopó está seco, no tiene agua, y el Uru Uru tiene solo alrededor de 10 kilómetros cuadrados de agua, de los 250 habituales”, señaló.
Ante esta crítica situación, la Gobernación de Oruro activó un comité de riesgos para abordar la emergencia. Se están implementando acciones para trasladar agua a las comunidades afectadas y llevar a cabo la perforación de pozos.
En Chuquisaca enfrentan la misma situación. En la ciudad de Sucre hay racionamiento y hacen distribución a través de cisternas.
Están afectadas 45 comunidades en los tres distritos: Ivo, Macharetí y Carandaití, con 1.719 familias damnificadas. El distrito más golpeado es Carandaití.
En Macharetí proveen agua a sus comunidades mediante cisterna el año redondo, pero a partir de junio la situación es más crítica.
Gobierno
Siete de los nueve departamentos son los más golpeados por la sequía en Bolivia y el Gobierno impulsa un plan nacional de corto plazo, denominado Agua para la Vida, Agua para la Producción
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Según información oficial, este plan brindará atención a 156 municipios de los siete departamentos, a 4.519 comunidades y a 210.809 familias.
La tarde de este jueves autoridades nacionales hicieron conocer el plan para Santa Cruz. Anunciaron que se han entregado biotanques, pastillas potabilizadoras y filtros de agua. Además, de cisternas, camionetas y habilitaron pozos en diferentes comunidades.
El presidente Luis Arce convocó para el 25 de octubre a una sesión del Consejo Nacional de Autonomías para tratar la crisis climática y del agua, según informó el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes.
Este jueves Santa Cruz se declaró en emergencia departamental, como ya lo hicieron La Paz, Cochabamba, Chuquisaca y Potosí. Oruro es por ahora el único departamento que emitió la declaratoria de desastre.