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Caída de ingresos del gas y aumento de gasto público ponen en vilo la economía

La caída de los ingresos de la venta del gas es una de las principales causas de la incertidumbre económica que vive el país, pues no hay recursos como en época de la bonanza de precios altos de las materias primas, a eso se suma el alza del gasto público, que ahonda la crisis. Ante este panorama adverso Cainco y Milenio plantean una seria de tareas. Entre ellas están la eliminación del subsidio, fortalecer la agroindustria, así como los servicios y el turismo.

En su análisis sobre el contexto nacional, la Cámara de Industrias, Comercio y Servicios de Santa Cruz (Cainco) coincide con similares estudios realizados por otras entidades, así como expresados por economistas, al señalar que una de las razones estructurales de la actual situación económica del país obedece a la declinación del sector de hidrocarburos y sus efectos en las finanzas públicas y la captación de divisas.

La Fundación Milenio, en su informe sobre la economía 2023, sostiene que las perspectivas de las exportaciones de gas natural se ven complicadas no sólo por el declive en su producción, sino también porque Argentina y Brasil han incrementado sus capacidades de producción de gas natural, ampliado sus instalaciones de Licuid Nature Gas (LNG), por lo que necesitan cada vez menos de la oferta boliviana.

La dependencia de las compras externas es cada vez mayor por el deterioro en el tipo de cambio real y especialmente por la disminución en la producción doméstica de combustibles, debido al descenso en la producción de gas natural. Bolivia se ha convertido en un importador neto de hidrocarburos: el valor exportado es menor que el valor importado.

Asimismo, Cainco asegura que la producción de hidrocarburos ha caído casi un tercio desde mediados de la década pasada, ocasionado por un marco normativo inamistoso con la inversión en el sector y la falta de gobierno corporativo en las empresas estatales relacionadas. Esto ha implicado una disminución de los ingresos fiscales y externos, así como menor producción de líquidos para su procesamiento como combustible.

Milenio indica que los principales problemas que aquejan a la economía boliviana son: i) la fragilidad de la posición externa, reflejada primordialmente en la escasez de dólares; ii) el elevado déficit fiscal y su financiamiento principalmente con crédito del BCB; iii) la debilidad y el riesgo de estancamiento económico; iv) un ambiente de desconfianza en la conducción de la economía y en las condiciones que enmarcan la actividad económica y productiva.

El gobierno saca el pecho con el indicador de inflación más bajo de la región, sin embargo, evita indicar que tiene un costo alto, de 2.000 millones de dólares, según el analista financiero Jaime Dunn.

La mayor parte va para la compra de combustibles, una segunda a alimentos y luego a servicios. Milenio ya indicó que la eliminación del subsidio sería una alternativa, ya que la falta de recursos pone en riesgo la estabilidad del tipo de cambio.

Hay que sumar el gasto que realiza el gobierno en el funcionamiento de la administración pública, en el pago de sueldos y salarios a más de medio millón de funcionarios públicos, incorporados por política más que por capacidades profesionales.

En su momento, el economista Antonio Saravia dijo que el gasto en sueldos y salarios alcanza a casi 20 millones de dólares diarios.

Por ello Milenio sostiene que el déficit fiscal persistente y una política monetaria subordinada a la política fiscal son las causas principales para la pérdida de divisas y, por tanto, para la inestabilidad cambiaria, que emerge como un problema macroeconómico de primer orden.

El déficit fiscal es resultado de un abultado gasto del gobierno, parte del cual se destina a financiar el subsidio a los combustibles, que, en 2022, alcanzó la cifra aproximada de 1.700 millones de dólares, equivalente al 3,8% del Producto Interno Bruto (PIB). Dadas estas condiciones, sostener el ritmo de crecimiento de las importaciones en 2023 (más de 1.000 millones de dólares por mes) será difícil debido a la escasez de divisas.

“La economía está debilitada y estancada. En los últimos tres años, el PIB real creció un 0,2%, con serias asimetrías entre sectores económicos. De 13 categorías principales del PIB, ocho no llegaron a recuperar el nivel que tenían en 2019”, escribió Antonio Saravia en su Twitter @tufisaravia.

Para la presente gestión los organismos internacionales bajaron la proyección del crecimiento de la economía nacional a menos de 3%, el gobierno también bajo a 4,8% a comparación del 2022, en la que fijó un estimado de 5,1%, pero habría alcanzado sólo a 3,5%.

Finalmente, el desempeño turístico en Bolivia es menor respecto a sus pares sudamericanos. Bolivia recibió 1,2 millones de personas en 2019, el año previo de la pandemia y los ingresos implicaron 9,5% del total de las exportaciones, por encima del promedio latinoamericano, según el Banco Mundial.

Sin embargo, esta entrada es pequeña en comparación al promedio de ingresos externos de los países circundantes (5,8 millones de visitantes extranjeros y 6 veces el ingreso monetario en dólares). Incluso ciudades cercanas como Cuzco recibieron 1,4 millones de visitantes en 2021 y, por su parte, 700 mil turistas llegaron a Salta en el norte argentino en 2022. Por ello plantean estrategias para captar mayor número de turistas.

SourceEl Diario

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