Humberto Vacaflor
Las petroleras aconsejan al gobierno corregir las normas que se aplican en esa industria si quiere reemplazar las reservas explotadas sin descanso desde 2006, hasta agotarlas.
El gobierno ha respondido, a través de YPFB, que se propone hacer ahora “la más grande inversión de la historia” en exploración petrolera, aunque el vocero dice que no tiene en mente el monto al que se refiere.
Las petroleras dicen que es preciso corregir las normas, es decir las reglas de juego con las que deben operar, de tal modo que tengan incentivos para invertir en un momento tan delicado que vive esa industria.
En realidad, las petroleras querrían que las reglas fueran claras, que exista seguridad jurídica para sus operaciones, una seguridad jurídica que fue rota con el DS 28701 del 1 de mayo de 2006.
Hasta ese momento, las empresas sabían que debían pagar 50% (y no solo 18%) de impuestos, o de su producción, como lo había establecido Hormando Vaca Díez en la ley 3058, una ley aprobada en el senado a pesar de la oposición de los ocho senadores del MAS.
Pero con el decreto masista se acabó la claridad para las empresas, que, por supuesto, optaron por no invertir desde entonces.
Si quieren perforar, es YPFB la que decide dónde deben hacerlo. Y no se sabe con cuánto se quedarán las empresas si llegaran a producir algo, porque en cada caso lo deciden los funcionarios del gobierno.
En los países nórdicos de Europa, los impuestos que pagan las petroleras son muy altos pero, a cambio, tienen la certeza de que las reglas no las cambia nadie.
Lo que ha dicho la Cámara de Hidrocarburos es que en Bolivia hace falta devolver la institucionalidad al sector, quizá reponer la Superintendencia de Hidrocarburos, tener leyes claras, y no sólo un decreto que se maneja de manera caprichosa.
Si las empresas deben participar en la subvención de los precios de los combustibles e incluso en subsidiar el pago de una burocracia creciente, que pasó de 1.500 a 8.000 en los años del masismo.
Deben terminar las expropiaciones de activos, la entrega de áreas especiales a “amigos” del gobierno y, en suma, acabar con las arbitrariedades y el intervencionismo.
El método masista ha sido copiado del que aplicó Hugo Chávez en Venezuela, que ha llevado a ese país a importar gasolina a pesar de que cuenta con la mayor reserva de petróleo del mundo.
El método es un fracaso en Venezuela y ha llevado a que en Bolivia las reservas descubiertas por gobiernos anteriores se agoten y ahora estén en duda las exportaciones.