“Dame el encanto de tu boquita, dulce de achachairú”, dice parte de la letra de Cunumicita, un taquirari tan identificado con la región, como la fruta a la que hace referencia.
Así es el achachairú, la fruta estrella de Santa Cruz, que, aunque su origen aún se discute (unos aseguran que es endémica y otros que solo es nativa), no quedan dudas de que se trata de una de las favoritas de la gente.
Hablando en términos científicos, pertenece al género Garcinia. Es de color anaranjado. La piel, que es amarga, se la puede quitar fácilmente con la uña. Tiene una pulpa blanca y esponjosa. Su carne es tierna, dulce y a la vez refrescante. Se puede conservar bien de dos a tres semanas, aunque se recomienda conservarla en frío seco para que dure más.
Javier Coimbra, botánico y naturalista, comenta que el principal uso del achachairú es el consumo de la fruta fresca, cuya sensación al comerlo activa todos los sentidos: la vista (el fruto es bonito), el tacto (al abrirlo), el oído (cuando se rompe la cáscara), el olfato (con su aroma) y finalmente el gusto (con su incomparable sabor ácido y dulce a la vez).
Coimbra asegura que la fruta es endémica de esta zona y, aunque también se le encuentra en Brasil, es oriunda de las llanuras húmedas de las provincias Sara e Ichilo.
En los últimos años la mayor producción se encuentra en el municipio de Porongo, donde crece la variedad de Garcinia humilis, la más característica de la zona.
Por su parte, el biólogo Huáscar Bustillos asegura que en Bolivia se cuenta con cuatro especies ampliamente distribuidas: Garcinia brasiliensis, Garcinia macrophylla, Garcinia madruno (ocoró) y Garcinia humilis (la especie más requerida)
“El 95% de las especies del genero Garcinia son de Asia, Australia y África tropical, por lo cual su estudio se ha dirigido principalmente a los taxones del Viejo Mundo”, añade Bustillos.
“Con relación a su importancia económica, manejo y producción del achachairú, se encuentra distribuida en Bolivia en Panamá y las Antillas y ha sido introducido por su exquisito gusto y aroma al Brasil y Australia. Al parecer la Garcinia humilis solo se lo encuentra naturalmente en el departamento de Santa Cruz, en los bosques y montes colindantes al subandino”, agrega el biólogo.
La temporada de esta fruta va desde noviembre a febrero en varias partes del departamento, principalmente en Porongo, sin embargo, el mes ya se está acabando y muchos extrañan la presencia de la fruta en los mercados de la capital cruceña.
Coimbra explica que los primeros achachairús, los de noviembre, son los que se dan en la Chiquitania y en el norte del departamento.
“Los de Porongo aparecen en diciembre, ahorita hay más pintón (sin madurar) y su tamaño todavía es chico (los frutos más grandes llegan a tener más de 6 centímetros de diámetro), probablemente los de esta temporada sean más chicos porque este año no se ha recibido la lluvia suficiente”, asegura.
Esa es una de las principales preocupaciones de los productores del municipio, ya que la lluvia se ha hecho esperar demasiado por estos días y el agua es una de las principales responsables de que el achachairú crezca de buen tamaño y con buen color.
“Estamos al límite, para este jueves se ha anunciado que llega una lluvia fuerte. Con eso debería ser suficiente para que se produzca una fruta más o menos normal. Esperemos que sea abundante”, agrega Coimbra.
Sin duda, mucha gente estará a la expectativa de que esa lluvia sea una bendición, no solo para mitigar el calor sofocante en la región, sino también para poder disfrutar de una de las frutas que se consume con más gusto en Santa Cruz.