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Bolivianos quieren elaborar diésel con residuos reciclados

Fabricar diésel de alta calidad mediante el tratamiento de llantas y aceite de motor usados. Esa es la propuesta de Xavier Iturralde, un profesional boliviano que, junto a otros siete empresarios y un equipo de profesionales, ha encontrado en Paraguay la oportunidad para instalar una planta que permitirá reciclar, cuidar el medio ambiente y reducir el gasto del Estado en la compra de ese combustible. Mientras que, en Bolivia, su país natal, se ha tropezado con la burocracia, que no le exige algo concreto para avanzar, si no que lo tiene “a vueltas” desde hace varios meses.

No se trata de un proceso nuevo, pues existe desde hace más de 100 años. Lo novedoso es la tecnología que se aplicará para obtener un producto de alta calidad, comenta Iturralde en entrevista con El País.

Ahora, mediante un catalizador, se ha logrado mejorar ese proceso y hacerlo más eficiente, para que de un kilo se produzca un litro de combustible de alta calidad que se puede usar en vehículos.

La propuesta para Bolivia es instalar 25 plantas, cada una de 224 mil litros/día, es decir, 16 líneas de reactores que tienen capacidad de 12 mil litros/día. “Esta planta, que cubriría por lo menos el 4 a 5% del mercado nacional, estaría fabricándose en cuestión de seis meses, para su montaje”, explicó Iturralde, a tiempo de recalcar que se trata de una propuesta eficiente, rápida y económica. A lo que se suma la generación de empleo, por el personal que se requiere para el reciclaje de los principales insumos.

“Hemos calculado que incluiría de manera directa a 5.000 personas. Además, que necesitaríamos entre 60 a 70 camiones para transportar el material, sin tomar en cuenta las cisternas que se van a necesitar para el combustible. Es importante tomar en cuenta que al ser una planta que va a producir un combustible, que es un commodity, que se necesita constantemente, los precios de los residuos van a ser relativamente altos y eso va ayudar a que los ingresos de las familias mejoren”, destacó. Según sus cálculos, cada planta requerirá 8.500 toneladas de residuos como máximo.

Iturralde aseguró que Bolivia tiene la capacidad de alimentar tres plantas de la magnitud mencionada, por lo que a futuro se puede importar residuos de otros países.

¿Y el impacto ambiental?, el empresario boliviano lo descarta. Si bien el diésel es sintético, porque sale de las llantas, con el proceso que se aplica el catalizador rompe las cadenas de carbón de todos los gases que se procesan en un reactor. Tampoco se desechan residuos en la tierra y en cuanto al agua, se necesita para mantener la temperatura de los sistemas, que luego de ser filtrada puede se reutilizada.

Una planta pequeña de diésel circular ya está en proceso de construcción para Paraguay, con una inversión inicial de 500.000 dólares, gracias a las facilidades que se dieron para instalar una industria como esa. Y también han mostrado interés desde Ecuador y Perú.

¿Qué falta en Bolivia? Voluntad política, dice enfáticamente Iturralde, porque pese a la socialización que hizo del proyecto, el gobierno boliviano no ha autorizado la puesta en marcha ni ha dado pautas sobre qué caminos seguir para concretar las plantas.

“En Paraguay nos han dicho hay dos requisitos, que el combustible sea de calidad y que nos inscribamos como cualquier industria para obtener todas las fichas ambientales y para el pago de impuestos. Pero en Bolivia no saben, dicen que tiene que haber una nueva normativa, de YPFB nos mandan a la ANH, de la ANH al Ministerio de Hidrocarburos, ahí nos dicen que el Ministerio de Medio Ambiente también tiene que tomar parte, etc. O sea, no hay un camino a seguir, hemos estado teniendo reuniones al aire, porque al final no se sacan mayores conclusiones”, cuestionó, a tiempo de recalcar que desde hace un año y medio ha sostenido reuniones, explicado el proyecto y visitado las plantas modelos, sin mayores resultados, que deriven en la luz verde para empezar a producir ese diésel renovable que permitirá al país importar menos combustible y comprar un producto nacional a menor precio, a 3 bolivianos con 72 centavos.

De instalarse las plantas en Bolivia, cada una requeriría una inversión aproximada de 12 millones dólares. “Estamos hablando de una industria muy grande para Bolivia, una industria exportadora. Solo queremos que nos dejen trabajar, queremos aportar al país”, enfatizó el empresario boliviano.

SourceEl País

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