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Crisis económica y sanitaria profundizan la precariedad de los empleos en Bolivia

El impacto de las crisis económica y sanitaria generadas por la pandemia del Covid-19 dejan ‘cicatrices’ y profundizan la precarización del mercado laboral en el país.

Antes de la pandemia, a decir del investigador laboral que trabajó por más de 24 años en el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), Bruno Rojas, Bolivia ya atravesaba una crisis del empleo expresada fundamentalmente en un fuerte deterioro de la calidad del empleo; es decir, mostraba una alta precariedad laboral.

Dio cuenta de que, además de la precarización del empleo, con la pandemia, dijo que el trabajo se informalizó más. Se estima -anotó-, ya que no existen datos oficiales, que casi 8 de cada 10 personas ocupadas están en el sector informal como trabajadores por cuenta propia o con pequeños emprendimientos en condiciones muy precarias. Antes de la pandemia, 6 de cada 10 ocupados estaban en la informalidad.

“Se incrementó el subempleo que significa que más personas, por razones de subsistencia, buscan variadas fuentes de ingresos que los ocupan pocas horas en la semana y en trabajos muy precarios, sin importar su profesión o sus capacidades” apuntó Rojas.

Hizo notar que aumentó el desempleo abierto, particularmente el juvenil, ilustrado y femenino. Anotó que si bien la tasa de desocupación disminuyó en 2021, se debió más a que la gente desempleada buscó refugio en actividades informales y muy precarias. El desempleo tuvo su expresión más dura en los despidos masivos. Más de 300.000 personas perdieron sus fuentes laborales en 2020.

Según el boletín estadístico de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadística (INE), al cuarto trimestre de 2021, la tasa de desocupación se redujo del 8,4% al 5,2%, lo que significó una caída de 3,2 puntos porcentuales con respecto a igual periodo de 2020 que llegó al 8,4%.
Al margen de dicha cifra, Rojas infiere que se ahondaron las estrategias familiares de trabajo y de subsistencia que implica que más miembros familiares buscan fuentes de ingresos económicos ante el desempleo o empleos precarios de los jefes de hogar.

En esta línea, insinuó que se incrementó la ‘pluriactividad’ laboral de las familias que además del trabajo informal e infantil, incluye a la migración interna y externa en la búsqueda de mejores condiciones de trabajo y de vida.
En general, en criterio de Rojas, el mercado laboral se flexibilizó más con la mayor generación de empleo temporal e inestable, con bajos salarios y sin protección social. “So pretexto de los efectos de la pandemia en las empresas, en estos años se registró una mayor vulneración de derechos laborales e incumplimiento de la legislación laboral”, expresó, al considerar que, en este contexto sombrío agudizado por la pandemia, las políticas adoptadas por el Gobierno actual, resultan insuficientes y poco trascendentes.

En la primera semana de abril, EL DEBER recorrió la calle Monseñor Salvatierra, casi primer anillo, en la ‘ciudad de los anillos’ -en este punto se concentran varias agencias de empleos- de donde se pudo recoger testimonios de personas desempleadas dando cuenta de que la abundancia de mano de obra cesante hizo que los sueldos disminuyan a casi la mitad del salario mínimo nacional.

La sobreoferta de trabajadores en este punto derrumba los salarios a Bs 1.300. Muchos insinúan que ante la necesidad aceptan estos bajos ingresos para sobrevivir.

Con relación a la dinámica laboral en el área urbana de Bolivia, según la ECE, 135.000 personas que se encontraban desocupadas en el tercer trimestre de 2021 cambiaron su condición a ocupadas al cuarto trimestre de la misma gestión; 24.000 (17,8%) se insertaron en las actividades de comercio, 22.000 a construcción (16,2%), 19.000 a industria manufacturera (14,4%) y 15.000 a alojamiento y comidas (11,0%), entre los más importantes.

Con datos de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), la pandemia de la Covid-19 destruyó 400.000 fuentes de trabajo en Bolivia y en el sector industrial 70.000 empleos de los 650.000 que genera la industria en el país. Incrementos salariales generan mayor desempleo formal. En 2020, la tasa de desempleó llegó al 8,2% y en enero 2022 alcanzó al 6,3%.

Efectos a escala global

Menos empleo hasta 2023. En enero de este año, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en una nota reproducida por la AFP, aseguró que la prolongación de la pandemia y la incertidumbre que genera está ocasionando el doble de empleos perdidos que los previstos a mitad del año pasado.

Según el organismo, este año habrá unos 52 millones de puestos de trabajo menos que antes de la emergencia global y como consecuencia el número de horas trabajadas será un 2% menos que antes de la pandemia.

El informe de la OIT sobre las perspectivas sociales y del empleo para 2022, afirma que aún en 2023 habrá unos 27 millones de empleos menos, y advierte de una recuperación ‘lenta e incierta’.

SourceEl Deber

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