Un reciente informe del Banco Mundial señala que la guerra entre Rusia y Ucrania alteró los patrones mundiales de comercio, producción y consumo de productos básicos, situación que mantendrá precios históricamente elevados hasta 2024, sobre todo de la energía y alimentos básicos.
Esta situación, según especialistas, tendrá un notable impacto en los recursos que destina Bolivia a las subvenciones, sobre todo de combustibles, lo que a su vez reducirá aún más las Reservas Internacionales Netas (RIN).
Según el informe del Banco Mundial, se espera que los precios de la energía aumenten en más del 50 por ciento hasta 2024, mientras que los productos agrícolas subirán en casi 20 por ciento en 2022.
“En caso de que se prolongue la guerra o se apliquen sanciones adicionales a Rusia, los precios podrían subir aún más y mostrar más volatilidad de lo que se prevé en la actualidad”, menciona la publicación.
Al respecto, el economista Luis Fernando García dijo que el conflicto bélico tiene una incidencia mundial en la geopolítica, la logística internacional y en la elevación de precios de los combustibles y de los productos de la canasta básica.
García mencionó que, al elevarse el precio del petróleo, el Estado boliviano deberá destinar mayores recursos a la subvención de combustibles como la gasolina y el diésel, que son importados a precio internacional.
En consecuencia, el país tendrá un menor crecimiento económico porque destinará más plata de su presupuesto para subvencionar los combustibles. También alertó que el país está sujeto al pago de deudas con mayores tasas de interés.
García alertó que la subvención se paga en dólares, de modo que existe el riesgo de que las RIN se reduzcan aún más.
“Las reservas internacionales se pueden hacer humo vía gasolina, porque la gasolina está subvencionada y ahora la subvención tiene que ser mucho mayor”, dijo el analista.
El Colegio de Economistas de Santa Cruz calculó que la subvención a los combustibles puede superar los $us 1.000 MM.