“No escatimaremos recursos ni esfuerzos para atender a las familias afectadas por la riada en Entre Ríos, Tarija. Enviamos seis toneladas de alimentos y vituallas a Ñaurenda, además de un nuevo contingente de equipos de búsqueda y rescate de las personas desaparecidas”, escribió el presidente Luis Arce en su cuenta de Twitter dos días después de la desgracia en territorio guaraní.
Hoy, la presencia del Estado, ya sea nacional o regional, no se la ve en las seis comunidades más afectadas por el aluvión que destrozó todo lo que estaba a su paso.
En Tomatirenda, la comunidad más afectada por la riada del 20 de febrero, no existe presencia estatal. Este poblado perdió todo. Sus casas desaparecieron, su escuela ya no existe, sus áreas de cultivo ahora están bajo inmensas piedras y sus animales murieron. A eso se le suma la pérdida de dos vidas humanas -uno es un bebé de ocho meses- y que hasta ahora no se puede encontrar sus cuerpos. Las autoridades bajaron los brazos, pero los comunarios siguen con la búsqueda.
Martha Torres es la capitana de la comunidad de Tomatirenda. La dirigente relata la situación crítica por la que están atravesando. No tienen un camino estable, no tienen ni una casa para vivir, no tienen agua potable y menos electricidad. A eso se suma la destrucción de la única escuela.
“Se han olvidado todos de nosotros. No hay un seguimiento para saber cómo estamos. Me gustaría que las autoridades suban al cerro y vean cómo estamos viviendo, estamos en carpas con niños. No tenemos caminos, no tenemos agua, que es lo más esencial, pero también no hay luz y queremos viviendas”, exige Torres.
Destrozó todo
“Tomatirenda se convirtió en un río de 200 metros en una playa, no hay nada, ya no existe Tomatirenda, la escuela que la inauguramos hace años ya no existe, solo quedaron cimientos y hay que construir nuevamente”, dice el alcalde de Entre Ríos, Teodoro Suruguay, quien promete atención de acuerdo a sus competencias para las familias guaraníes afectadas.
El agua llega en cisternas, pero no abastece para todas las comunidades. Foto: Fuad Landivar
De acuerdo con el reporte de las autoridades regionales, más de 500 familias fueron afectadas en la zona del desastre. 38 de ellas perdieron todas sus pertenencias y 81 quedaron en situación de riesgo.
En todas las comunidades afectadas además no hay agua potable ni energía eléctrica y las carencias suman. Los caminos están destruidos y el acceso a los pueblos se hace difícil. En todas las poblaciones guaraníes piden la presencia de las autoridades.
El director de la escuela de la comunidad de Timboy, Ramón Tárraga, lamenta que exista un abandono por parte de las autoridades locales y nacionales. El profesor recuerda que el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, llegó a la zona dos días después del desastre y prometió atención para mejorar la vida de los comunarios. Eso no pasó. Lo mismo dice de la Gobernación de Tarija y del municipio de Entre Ríos valora que sigan trabajando para mejorar el acceso al agua.
El viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, explicó en su momento que se atendió a las comunidades afectadas en la etapa de emergencia y aseguró que se hará una evaluación para ingresar nuevamente a la zona.
En la Gobernación de Tarija no respondieron a las solicitudes.