Los demócratas en el Congreso de Estados Unidos dieron el lunes el primer paso hacia un eventual segundo juicio político del presidente Donald Trump, algo sin precedentes en la historia del país y que podría poner en peligro el futuro político del mandatario.
Este primer acto hacia un nuevo «impeachment» del presidente republicano tiene lugar cuando faltan nueve días para que Trump abandone la Casa Blanca y el demócrata Joe Biden jure como el 46° presidente de Estados Unidos.
Pero los legisladores demócratas están decididos a actuar para precipitar lo antes posible la salida de Trump, a quien consideran «desequilibrado» y una «amenaza inminente» para la democracia estadounidense tras la toma del Capitolio la semana pasada por trumpistas, que dejó cinco muertos y conmocionó al país y al mundo.
Los demócratas, que controlan la Cámara de Representantes, presentaron primero una resolución en la Cámara Baja que pide al vicepresidente Mike Pence que invoque la 25ª Enmienda de la Constitución, que permite destituir a un presidente si la mayoría del gabinete lo considera no apto para el cargo.
Pero el congresista republicano Alex Mooney se opuso a aprobar la resolución por «consentimiento unánime», por lo que se someterá a votación el martes.
«Los republicanos de la Cámara (de Representantes) rechazaron esta legislación para proteger a Estados Unidos, permitiendo que continúen los trastornados, perturbados e inestables actos de sedición del presidente», dijo la presidenta de la Cámara de Representantes y líder de los demócratas en el Congreso, Nancy Pelosi.
«Su complicidad pone en peligro a Estados Unidos, erosiona nuestra democracia y debe terminar», añadió en un comunicado.
Ante este bloqueo, los demócratas presentaron el artículo de acusación contra Trump por «incitación a la insurrección» en el asalto al Capitolio el miércoles.
Se espera que esta iniciativa sea apoyada por un gran número de demócratas en la Cámara baja, abriendo oficialmente el segundo «impeachment» de Trump.
El mandatario republicano ya fue acusado por los demócratas en diciembre de 2019 por presionar al presidente ucraniano para que investigara por presunta corrupción a Biden, quien entonces aparecía como su principal rival político. Trump fue finalmente absuelto por el Senado de mayoría republicana.
Las reglas del Senado suponen que la Cámara Alta probablemente no podría iniciar un nuevo juicio político antes del 19 de enero.
Y aunque dos senadores republicanos, Pat Toomey y Lisa Murkowski, ya instaron a Trump a renunciar de inmediato, es poco probable que los demócratas obtengan la mayoría de dos tercios necesaria para condenar a Trump en el Senado de 100 miembros y destituirlo de su cargo.
Pero los demócratas, que después del 20 de enero pasarán a tener mayoría también en el Senado, podrían buscar la condena de Trump incluso después de que deje la Casa Blanca, para evitar que pueda volver a postularse para un cargo federal.
Trump en Texas el martes
Trump, quien insiste en que le robaron la reelección, es acusado de animar a sus seguidores a marchar el miércoles hacia hacia el Capitolio para revertir su derrota electoral, cuando el Congreso se aprestaba a certificar formalmente el triunfo de Biden en los comicios del 3 de noviembre.
La turba enardecida irrumpió en el Capitolio saqueando oficinas y enfrentándose con la policía, forzando la evacuación de los legisladores y generando un caos sin precedentes.
«Este fue un intento de golpe, para derrocar al gobierno, y tenemos la responsabilidad como Congreso de responder a eso», dijo el congresista demócrata David Cicilline, que presentó el artículo de acusación.
Pence, muy leal al mandatario republicano durante cuatro años, hasta ahora no ha mostrado voluntad de activar el dispositivo para una eventual destitución de Trump.
Trump, aislado en la Casa Blanca, expulsado de Twitter y otras redes sociales que buscaron evitar nuevas incitaciones a la violencia, podría hablar el lunes, según la cadena de televisión CBS.
El mandatario republicano prevé viajar a Texas el martes para celebrar su política migratoria y la construcción del muro fronterizo con México.
En silencio desde la asonada al Capitolio, la primera dama Melania Trump finalmente se pronunció el lunes sobre lo ocurrido, condenando la violencia, pero también denunciando haber sido objeto de «ataques» que no precisó.
«Me parece vergonzoso que en torno a estos trágicos eventos haya habido chismes lascivos, ataques personales injustificados y acusaciones falsas y engañosas contra mí, de personas que buscan ser relevantes y tienen temas en los que quieren avanzar», escribió en una declaración en el sitio web de la Casa Blanca.
El Capitolio, sede del Congreso de Estados Unidos, estaba bajo medidas reforzadas de seguridad el lunes, con una cerca de metal de unos dos metros de altura erigida alrededor del edificio.
Extremistas han amenazado con nuevas acciones en los próximos días tanto en Washington como en las capitales estatales.