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Los negocios ganadores y perdedores en un año cruzado por la pandemia y la crisis

Autos, construcción, electrónicos y textiles fueron los más castigados. El campo, químicos y las exportaciones de carne registran subas. Cautos pronósticos para 2021.

Damián Kantor

Pandemia, recesión, alta inflación y crisis cambiaria conforman gran parte del menú económico de este 2020. Analistas y expertos coinciden en que la mayoría de los negocios registró el impacto de la inactividad y la caída del consumo. Calzado (-30,7%) y textil (-22%), construcción (-21,5%), autos (-21,2%), electrónicos (-16,7%), minería (-15,1%), electrodomésticos (-11%) y la industria (-7,6%) «fueron los sectores más castigados del año«, señala un informe de la consultora Abeceb.

Como contrapartida, las únicas subas se concentraron en rubros muy vinculados al contexto sanitario, la salud y los gastos básicos: alimentos y bebidas, petroquímicos y agroquímicos (insumos básicos para el agro y la producción de artículos de limpieza, por ejemplo), cuidado personal y el campo, muy especialmente las exportaciones de carne. «Los ganadores y perdedores se posicionan dentro de los grupos que fueron considerados esenciales y los que no», grafica Belén Rubio, economista de Abeceb.

El coronavirus y las cuarentenas, en sus diferentes versiones y extensiones y también por zona geográfica, marcaron el pulso del los negocios. Incluso el campo, que se beneficia por la suba de precios internacionales de la soja y el maíz, «tuvo una campaña peor de lo que se esperaba por la escasez de lluvias«, aclaró la especialista. En el balance entre volumen y valores, la cosecha actual reportaría alrededor de $ 5.000 millones extra, según cálculos privados.

El precio de la tonelada de soja cierra el año rozando los US$ 470 (el valor máximo en los últimos 6 años), muy por arriba de los US$ 301 que cotizaba en abril. Lo mismo ocurre con el maíz. Eso ayudaría a compensar la baja en la producción de granos de los 5 principales cultivos (soja, maíz, trigo, girasol y cebada). Visto en perspectiva, el negocio de la carne es un espejo invertido de la cosecha. En 2020, los frigoríficos exportaron un récord de 960.000 toneladas, (contra 800.000 del año pasado), por las cuales ingresaron al país US$ 3.000 millones. El principal destino fue China, que concentró el 70% de los envíos. Pero el precio promedio cayó a US$ 4.000 la tonelada, que contrasta con los US$ 7.000 de 2019.

Gran parte de los sectores sintieron en impacto del encierro y la cuarentena. A partir de marzo, la película cambió de tono abruptamente, lo que modificó las cautas proyecciones de comienzo de año. «La construcción es muy dinámica. En las crisis, es uno de los primeros en caer y es también de los primeros en repuntar. Por caso, en abril, el mes posterior al inicio de la cuarentena, bajó 76% y recién ahora estamos en el nivel prepandemia«, dijo a Clarín Iván Szczech, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción. Por el prolongado parate, sumado al derrumbe de ventas de propiedades, se perdieron 74.000 empleos formales, pero «entre setiembre y octubre se recuperaron 18.000», explica el directivo.

El nivel de actividad, asegura Szczech, viene reaccionando, tal como muestran las estadísticas de ventas de materiales y otros insumos, debido al «bajo costo de la construcción del metro cuadrado«. En el sector esperan una mejora para 2021, basada en dos motores. Por el lado privado, obras chicas, remodelaciones y refacciones hogareñas como refugio frente a la inflación. Por el otro, se prevé «un neto despegue de la obra pública nacional«, señala Szczech, si se cumple lo que figura en la Ley de Presupuesto: $ 843.000 millones.

El pronóstico indica un alivio, pero nada para celebrar. Porque las ventas de propiedades está en los mínimos históricos. Armando Pepe, presidente del Colegio de Martilleros Inmobiliarios, apunta que los valores cayeron en promedio 20% con respecto al pico de 2017, un nivel insuficiente para reactivar las ventas. “Está demostrado que esa baja no está generando demanda ni interés”, subrayó. Pepe pronostica un 2021 complejo y sin reactivación a la vista. “En cantidad de escrituras, llevamos 29 meses de caídas consecutivas  y hoy estamos en el nivel más bajo de la historia”, se lamentó.

Muchos sectores vienen repuntando por dos motivos. Por un lado, una cierta normalización en sus operatorias (producción y ventas) tras varios meses de inactividad. Pero también incide el impulso del «efecto blue» y la brecha cambiaria, que beneficia a los que tienen ahorros dolarizados. Un ejemplo es la producción de vehículos, muy ligada a la demanda de Brasil pero también a la del mercado doméstico.

Según Adefa (la cámara de los fabricantes), la industria estima producir el año próximo 440.000 unidades para un mercado interno de 460.000. En cuanto a las ventas, un ejecutivo del sector subraya que en el actual contexto, el auto es un bien codiciado. “Históricamente, los precios aumentan el 80% de la inflación”, dijo.

Los autos, electrodomésticos, motos y la gran mayoría de los bienes durables, son negocios muy dependientes de la financiación y el valor de la cuota. “El consumidor los percibe baratos en dólares, y sin mayores oportunidades de gasto (por las restricciones del cepo y sin otras alternativas de ahorro atractivas), su compra aparece como una oportunidad”, grafica Javier Cao, de Abeceb.

La cuarentena introdujo algunos incentivos y cambios de hábito. Eduardo Echevarría, analista de GfK, dice que el segmento de línea blanca (heladeras, lavarropas y cocinas) cayó 23% este año. Pero recalcó que «la gente se volcó a la compra de productos para limpiar, cocinar, trabajar y estudiar. Por eso creció el consumo de tostadoras, aspiradoras, freezers, TV y laptops”.

Diego Puhl, director de Línea Blanca de Samsung, coincide: “El encierro produjo una suba en la demanda de bienes semidurables, como hornos, anafes, campanas. El razonamiento es que si los estoy usando a diario, quiero algo más nuevo y mejor. Algunos productos registraron crecimientos exponenciales”, señaló. Por otro lado, subrayó el impulso de la nueva edición del Ahora 12 y Ahora 18, que contempla un período de gracia de 3 meses. “El 70% de las ventas se efectúan con ese programa”, dijo.

Detrás de todo está la lógica de un único bolsillo. Es decir, la reorientación del gasto de los consumidores durante la cuarentena y su posterior relajamiento. «La contracara de la recuperación de las ventas de durables -puntualiza Cao- ha sido la desaceleración de las ventas en supermercados, que han dejado atrás el boom de los primeros meses de cuarentena y ahora se ubican en terreno negativo en términos interanuales. Esto es consecuencia de una caída del ingreso disponible para el gasto en alimentos y otros productos de consumo masivo, ante la suba de precios (que en estos rubros estuvieron por encima de la inflación) y la aparición de nuevas alternativas de gasto».

Para 2021, las proyecciones de Abeceb son muy cautas. El informe indica que apenas 4 rubros lograrán crecer por encima del nivel previo a la pandemia: la industria automotriz, con un alza estimada en 26,4%, la minería (26,9%), la electrónica de consumo (17,3%) y los electrodomésticos (17,2%). “Otros sectores tendrán un rebote pero que no compensa las pérdidas de este año: construcción y siderurgia (18,5%), calzado (16,8%), textil (8,9%), el agro (13,2%) en valores y la industria (6,2%)”, concluyeron.

Fuente: Clarin

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